El candidato del PSC en las elecciones del 21 de diciembre de Cataluña, Miquel Iceta, se ha subido este jueves al autobús que traslada a los periodistas a sus actos de campaña y se ha sometido a un cuestionario en el que ha confesado que bailaría la yenka con Carles Puigdemont, un vals con Oriol Junqueras (ERC) y la lambada con Inés Arrimadas (Cs).
Los plumillas le han preparado un irónico cuestionario que incluía la pregunta de qué tipo de baile preferiría marcarse con cada uno de los candidatos.
Con Puigdemont bailaría la yenka por sus pasos «adelante y atrás», con Junqueras un vals para estar agarrados y con Arrimadas una divertida lambada.
Con el líder popular Xavier García Albiol ha dudado, pero finalmente se ha decidido por 'La Macarena', mientras que con Carles Riera (CUP) compartiría un «baile discotequero: un mambo no», ha bromeado en referencia al vídeo de la CUP en el que se bautizaba como mambo el proceso de 'desconexión' del autonomismo.
Al líder de los 'comuns', Xavier Domènech, «le dejaría elegir» el baile que él quisiera, pero sobre todo le pediría que le vote como próximo presidente de la Generalitat.
Otra de las preguntas del 'QuIZ' que han preparado los periodistas era si se reía más con el expresidente José Montilla o con el candidato democristiano Ramon Espadaler, que ha resultado el elegido.
También le han hecho completar frases que repite en sus mítines y le han preguntado quién le aprieta más la mano, si las mujeres de 90 años que le saludan por la calle o la líder socialista en Andalucía Susana Díaz: «La señora de 90 años aprieta más. Susana es arrolladora».
Como ha superado todas las preguntas con buena nota, se ha ganado un 'kit de presidenciable', con un puzzle para practicar la construcción de los puentes que aspira a tender si es presidente, un dado con colores identificativos de cada partido para que fíe a la suerte si tiene dudas de con quién pactar y un taxi con matrícula valenciana para ir a Valencia a recoger al presidente Ximo Puig y negociar juntos una mejor financiación.
Iceta ha llegado al autobús con desayuno para todos los viajeros y con un regalo especial: muérdago navideño de la suerte para todos, cuyas bolas «no hay que apretar porque sueltan un líquido pegajoso», ha aconsejado.
Ha acudido a la cita tarde porque tenía que atender multitud de peticiones de entrevistas y, una vez subido al bus, ha confesado que está muy animado y esperanzado pese al catarro que arrastra.