La COVID-19 ha obligado a todos los países a aplicar más restricciones con la finalidad de frenar la pandemia. Sin embargo, no todos han tenido el mismo éxito en sus objetivos y España es uno de los países donde más ha crecido el número de contagios, pese a todas las medidas adoptadas. ¿A qué se deben estas diferencias?
El especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, Joan Carles March, explica que ha viarias cuestiones que marcan la diferencia. Una de ellas es que «España optó por reabrir los locales de ocio nocturno, convertidos en focos de la expansión de la enfermedad, frente a otros países europeos que decidieron limitar sus aperturas».
A su modo de ver, «la apertura de estos establecimientos se asumió como clave para la recuperación económica y como parte indisoluble de la oferta turística española durante el verano. La relación de este tipo de ocio con el incremento de los contagios se refleja también en el descenso de la edad medida de los positivos detectados en las últimas semanas, que ronda los 40 años cuando en marzo se situaba en los 63. Esta apuesta por la reapertura del ocio nocturno, donde resulta muy difícil cumplir con las medidas de distanciamiento, no se realizó en otros países europeos».
Otro de las diferencias es el número de rastreadores. «El estado de Nueva York contrató a 30 rastreadores de contactos por cada 100.000 personas antes de reabrir. El seguimiento del rastreo es muy exhaustivo;más que en España donde se habla de que el 45 % no cumple el confinamiento. También pone como ejemplo en la buena gestión de los rastreadores a Alemania, que «en estos momentos Alemania se plantea rebajar a cinco días los días de confinamiento».
March señala que «un problema importante son los espacios cerrados» y precisa que «los comedores interiores en Nueva York están cerrados. Abrirán el 30 de septiembre al 25 % de su capacidad (50 % el 1 de noviembre) y no hay servicio de bar». Se trata de «protocolos estrictos», que también cuentan con un número de teléfono para informar de las infracciones. «Hay un despliegue de cientos de personas para garantizar el cumplimiento de las medidas», destaca.
Además, explica que «os contagios mayoritariamente se generan por encuentros familiares y de amigos. «Las reuniones, familiares y sociales, se han convertido junto con el ocio nocturno, en los principales focos de expansión del virus durante las últimas semanas. Eso ha llevado a las CCAA a incluir entre las nuevas medidas para frenar la COVID la prohibición de celebrar reuniones de más de diez personas en bares o en la calle. Hasta entonces esa limitación era una recomendación de las autoridades sanitarias, que también han insistido en tratar de no realizar reuniones con diferentes unidades familiares o de convivencia. Las limitaciones a los encuentros sí se habían adoptado anteriormente en Europa».
En relación a las fronteras (aeropuertos y puertos), expone que «cuando España procedió a reabrir sus fronteras, tras el cierre decretado en toda Europa durante el confinamiento, anunció que lo haría con tres tipos de controles para evitar la llegada de casos positivos. Se trataba de un documento firmado por los viajeros en los que informaban de su procedencia y de si habían pasado la enfermedad, un control visual y un control de temperatura. En cambio, las medidas para los viajeros procedentes de España hacia otros países se han ido haciendo más y más restrictivas a medida que avanzaba el verano».
El número de PCR positivas marca otra de las diferencias entre España y otros países que están gestionando con mejores resultados la pandemia. «De las 640.356 pruebas PCR que se hicieron en España entre el 1 y el 7 de septiembre pasados algo, más de 70.000 resultaron positivas, el 11,8 %. Ese porcentaje se conoce como 'tasa de positividad' del virus y España tiene la más alta, con diferencia, de los países de su entorno y una de las más altas del mundo».
España ha sido más exigente en el uso de la mascarilla
El especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública precisa que hay aspectos en los que España ha sido más restrictiva que otros países, como es el caso del uso de la mascarilla. «En todos los países europeos se ha trabajado con la 3 M, aunque las mascarillas no han sido obligatorias tanto como en España».
El especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública reclama «una estrategia integral, por una visión holística, global, preventiva, integral y complementaria a lo que se hace». Además, reivindica una «necesaria evaluación de la gestión de la pandemia».