La próxima llegada de las vacunas se presenta como una esperanza pare recuperar el modo de vida anterior a la pandemia de la COVID-19. Sin embargo, los expertos aseguran que esto será progresivo y que algunas medidas de protección, como la mascarilla, serán necesarias durante un tiempo.
El especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, Joan Carles March, sostiene que «la vacuna va a marcar el tiempo de quitarnos la mascarilla» y asegura que «hasta que no tengamos un 70 % de vacunados no podremos dejar de llevar mascarillas en la calle». No obstante, precisa que «cuando tengamos familias con convivientes de diversas burbujas vacunadas podrán juntarse sin peligros y sin mascarillas».
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha asegurado que, «si todo va bien», al final del verano estará vacunada contra la Covid-19 un 70% de la población española, lo que generará una inmunidad de rebaño.
«La llegada de las vacunas contra el coronavirus supondrá el inicio del final de la pandemia, pero será un proceso gradual, por lo que medidas como el uso de mascarillas, el distanciamiento físico o extremar la higiene seguirán siendo necesarias para frenar los contagios al menos durante algunos meses más».
A su modo de ver, «sería un error relajar las restricciones de modo inmediato, ya que incluso en la mejor de las situaciones aún tardará en llegar la inmunidad de grupo, que solo se produce cuando se vacuna una parte muy importante de la población, a la que se suman las personas que han desarrollado anticuerpos tras un contagio previo».
En este sentido. advierte que «vamos a seguir conviviendo con el Sars-cov-2 durante bastante tiempo, hasta que no consigamos una cobertura poblacional del 70 %, que es la llamada inmunidad colectiva o de grupo. Por lo tanto, empezar a vacunar, e incluso estar vacunado, no significa que nos olvidemos de medidas como la mascarilla o la distancia física».
«Una vez que se llegue a ese 70 % de la población inmunizada, las medidas comenzarían a desaparecer escalonadamente. Aunque mantener alguna de ellas puede ser aconsejable. Parte de los usos que tiene la mascarilla estaría bien que se quedaran, porque tiene un papel protector contra numerosas enfermedades transmisibles», concluye.