El recibo de la electricidad de un consumidor medio alcanza los 37,13 euros en lo que va del mes de febrero, lo que supone un coste un 29,2% inferior al del mismo periodo del mes de enero, cuando se disparó hasta los 52,41 euros por el impacto de la borrasca Filomena y la ola de frío.
Según el simulador de la factura de la electricidad de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), con respecto al pasado mes de diciembre el recibo experimenta también una caída importante, del 11,5%, puesto que en esos días del mes previo a Filomena un consumidor medio pagó 41,95 euros por la electricidad.
También baja el recibo en comparación con hace un año, en febrero de 2020, pero de forma menos intensa. En este caso, la rebaja se queda en el 4,8%, en relación con los 39,02 euros pagados en los primeros días de febrero del año pasado.
Con ello, en lo que va de año, el recibo de la luz alcanza los 111,38 euros, coste todavía un 9,4% más alto que los 101,80 de idéntico periodo de 2020.
La fuerte subida de la primera quincena de enero, cuando alcanzó el 30%, se ha atenuado de forma importante hasta este 9,4%, porcentaje también bastante inferior a la subida del 18,3% con la que se cerró el primer mes del año.
De hecho, el giro en la factura ha sido de tal magnitud que ha pasado de ser en enero la más cara desde 2015, cuando se empezó a utilizar este sistema de formación de los precios de la electricidad, a ser en estos días de febrero la más barata, superando los 37,82 euros de febrero de 2016.
De esta manera, en términos mensuales el recibo cerrará febrero a la baja, rompiendo con la tendencia experimentada desde noviembre, tras la caída experimentada en octubre que rompió con los ascensos de septiembre, agosto, julio, junio y mayo.
En cuanto a la evolución del coste de la electricidad con respecto al año pasado, si febrero termina a la baja, romperá con dos meses de incrementos que acabaron con 19 meses de descensos tras subir por última vez en abril y marzo de 2019.
Dicha evolución del precio de la luz se corresponde con la factura de un consumidor medio con una potencia contratada de 4,4 kilovatios (kW) y una demanda anual de 3.900 kilovatios hora (kWh).
Estas oscilaciones en el precio de la electricidad se producen básicamente por las variaciones en el coste de producción, que se incrementa cuando hay poca aportación de fuentes de generación renovable como el agua y el viento y mucha de fuentes fósiles más caras, especialmente el gas o el carbón. También se ve afectado por otros factores como el precio del petróleo.