Las familias españolas tendrán menos dinero disponible para gastar, ya que la inflación se 'comerá' parte de sus ingresos. No es que las familias vayan a ingresar menos, sino que todo costará más, por lo que su capacidad de gasto se verá reducida. Si se cumplen las previsiones de Funcas, que ha previsto una inflación media del 6,8 por ciento en 2022, las familias tendrán unos 150 euros menos para gastar cada mes. El cálculo se ha realizado sobre el gasto medio una unidad familiar, que según el INE asciende a 26.995.76 euros anuales (el dato corresponde al año 2020, que es el último que se ha facilitado).
En el conjunto del año, las familias dispondrán de media de 1.835,71 euros menos al año, lo que repercutirá en el consumo, puesto que los españoles se están viendo obligados a reducir gastos para poder llegar a fin de mes. Funcas ha informado que para realizar estas previsiones prevé que el precio del petróleo sea de 120 dólares durante el resto del ejercicio y un descenso del precio de la electricidad en el mercado mayorista desde los recientes máximos. También plantea un escenario alternativo, en el que se reducen las tensiones en los mercados, con un descenso del petróleo hasta 80 dólares al final del año y una bajada del precio de la electricidad hasta niveles comparables a los registrados al inicio del año; en este escenario la tasa media anual sería del 5,9 por ciento. De confirmarse este segundo escenario, la inflación supondría que las familias dispondrían de 132,7 euros menos al mes, lo que se traduce en 1.592,7 euros anuales.
Luis García Langa, director de Corredordefondos.com, explica que «la inflación nos afecta a todos, evidentemente si la causa es la subida del precio de la energía, los sectores cuyo porcentaje en costes sea importante este activo se verá más afectado». En este sentido, sostiene que «una inflación del 6,8 por ciento significa que a todos nos han subido los precios de media ese porcentaje, si miramos la cesta de la compra del INE, claro está que hay cosas que han subido más que otras, como los carburantes, pero el resto de empresas y las familias también lo acusan». En este sentido, añade que «siendo cierto que la inflación subyacente (la que elimina energía y alimentos perecederos) es mucho menor, el 3 por ciento en el último dato, también lo es que las familias ponemos gasolina y consumimos esos alimentos».
Además, advierte que «ante situaciones insostenibles para sectores muy afectados por las subidas de precios las empresas que más se ven afectados, mientras no haya ayudas públicas como una rebaja de impuestos, deberán acabar repercutiendo este coste a las familias y, por lo tanto, subir más la inflación, incluida la subyacente». «Entre estos grupos están los servicios de transporte (mercancía y pasajeros), pesca, grandes fábricas (coste de luz), ganaderos y agricultores (con poca o nula capacidad de fijar precios) para acabar repercutiendo en el resto de sectores y en las familias», precisa.
La guerra en Ucrania ha cambiado el escenario
Funcas prevé que la tasa de inflación alcanzará su máximo en marzo, con un 8,6 por ciento, para descender posteriormente hasta un 4,1 por ciento en diciembre, lo que supone una tasa media anual del 6,8 por ciento, frente al 4,6 por ciento de las previsiones anteriores. «Con el estallido de la guerra en Ucrania y el agravamiento de las tensiones en los mercados energéticos, el escenario de previsiones para el año cambia de manera notable», explica la citada Fundación. Cabe recordar que el IPC de febrero fue del 7,6 por ciento, su tasa más alta en 36 años.