Las cinco emblemáticas revistas –Cavall Fort, El Temps, Camacuc, con 12 ejemplares, que se reparte en escuelas e institutos, Enderrock y Revista Llengua Nacional– editadas en catalán volverán a las estanterías de la biblioteca municipal de Borriana, tras la polémica decisión de un regidor de Vox de eliminarlas, según su criterio, por ser meros panfletos pancatalanistas y no publicaciones de valor reconocido y acreditada trayectoria. Una elocuente frase escrita en un tuit lo resumía todo: «No somos catalanes de segunda, somos valencianos y españoles de primera».
Distintos estamentos de la sociedad valenciana han mostrado su satisfacción tras la decisión del Ajuntament de Borriana (Castelló). De este modo, la asociación de editores de revistas y digitales en lengua catalana (APPEC) ha expresado este viernes su satisfacción; en palabras de su presidente Germà Capdevila, «es evidente que ha sido un éxito de la acción coordinada de la sociedad civil, las entidades y las administraciones».
Capdevila ha advertido que «hace falta no bajar la guardia, pero, porque las suscripciones no serán renovadas, y la censura continuará haciendo su trabajo en forma de cancelaciones de suscripciones, de anulación de conciertos y representaciones teatrales». De este modo el editor considera que se deben profundizar las acciones conjuntas para construir «una red alternativa» en todo los territorios del ámbito lingüístico del catalán para «asegurar el acceso a la cultura en catalán allá donde actúe la censura de forma explícita o más sutil».
De hecho, la APPEC trabaja en una campaña masiva de suscripciones que a partir del mes de septiembre permitirá que todo el mundo que se dé de alta en una revista en la lengua propia pueda enviar una segunda suscripción gratuita a una entidad vecinal, cultural o asociativa de cualquier territorio del ámbito del catalán. Es el primer eje de una acción global que bajo el lema «Somos más fuertes que la censura» quiere fortalecer el sector.
Además del sector cultural, la política tiene algo que decir en un problema que se inició, valga la redundacia, por la decisión de un político. Compromís ratifica que «la presión social y cultural haya podido tumbar la decisión que había ordenado el actual concejal de Cultura». Mientras desde el consistorio, comandado por el pacto de PP y Vox, atribuyen todo a una invención o, en el mejor de los casos un malentendido, el edil valencianista en la localidad castellonense Vicent Granel ha asegurado que «es una buena noticia que la denuncia, y sobre todo, el movimiento social y cultural que se ha creado alrededor de la defensa de la libertad de expresión, y la libertad de poder leer lo que cada cual quiera, haya funcionado».
Granel suscribe que una situación así «no se hubiera tenido que vivir, y esperamos que no se vuelva a repetir, puesto que el nombre de nuestra ciudad siempre ha estado vinculado a la cultura, y queremos que siga así».