La princesa Leonor se convertirá el próximo día 17 en «la dama cadete Borbón» cuando ingrese en la Academia General Militar (AGM) de Zaragoza, donde cursará el primero de los tres años de formación militar como una soldado más, lo que implicará compartir camareta con otras alumnas, comenzar la jornada a las 6.30 horas o disponer de pocos permisos. Son algunas de las normas que, una vez que se incorpore a las filas del Ejército de Tierra, regirán el día a día de la que será la futura mando supremo de las Fuerzas Armadas cuando llegue al trono.
Leonor de Borbón, que el próximo 31 de octubre cumple 18 años, tiene por delante una formación «dura y exigente», como se recoge en la bienvenida de la AGM, aunque en su caso, sólo estará un año en la General, en vez de los cinco habituales para ser teniente, y después proseguirá otros dos cursos en las academias de la Armada y del Aire. La princesa pisará por primera vez la academia con indumentaria civil, «evitando el chándal, los pantalones cortos y calzado de playa», y sin demasiado equipaje, puesto que de inmediato se le entregará el ropaje militar que empleará mientras esté en el centro, como establece el catálogo de normas de acogida.
Tendrá varios atuendos: el traje gris para asistir a clase; el de diario, de color caqui; el de gala; el de camuflaje para las maniobras y la ropa deportiva, si bien podrá usar sus propias zapatillas para hacer ejercicio siempre que sean «de forma y colores discretos». Como en el internado en el que estudió bachillerato en Gales (Reino Unido), la heredera al trono compartirá camareta con otras chicas. Los dormitorios son de dos, cuatro o doce plazas, sin que Defensa haya concretado en cuál estará Leonor de Borbón, y cuentan con baño, mesa de estudio y un armario para la ropa.
El reglamento hace especial hincapié en el aspecto físico y en la necesidad de «aplicar siempre los ideales de decoro y corrección, aun cuando se vista de paisano». Las damas cadete con melena, como el caso de la princesa, deben llevarla recogida con un moño en las formaciones y en momentos de especial relevancia, mientras que en las actividades deportivas se autoriza peinarlo en coleta o en trenza, siempre que su longitud no sobrepase la altura de la axila. No se permiten las diademas, pero sí las redecillas, gomas u horquillas de color similar al de la cabellera, y los pendientes deberán ser uno en cada oreja, iguales, sin colgantes y sin sobresalir del lóbulo.
La princesa se podrá maquillar con colores naturales que no contrasten en exceso con la propia piel, mientras que las sombras de ojos o el lápiz de labios serán de colores pálidos, y el esmalte de uña, transparente. Están prohibidos los collares, las pulseras que cuelguen y los complementos, salvo un reloj o las gafas de ver, y se permiten los tatuajes si no se ven con el uniforme y si no son discriminatorios. A la heredera al trono se le entregará el primer día «el decálogo del cadete», una suerte de guía moral que habrá de memorizar y marcará su forma de proceder durante la carrera militar. Entre sus mandamientos, «ser voluntario para todo sacrificio», «tener amor a la responsabilidad y decisión para resolverlo» o «no murmurar jamás, ni tolerarlo». Habrá material que lleve cada alumno, como el betún y los cepillos para limpiar el calzado; un pequeño costurero; un reloj digital; un gorro de natación; lapices y bolis; un compás; una linterna de bolsillo o un espray antimosquitos.
A los nuevos cadetes se les va a entregar un ordenador portátil para uso personal a lo largo de su periodo de formación. La princesa deberá aportar varios documentos, como el DNI y dos fotocopias; la cartilla de vacunación, incluidas las dosis contra la covid-19, y un número de cuenta bancaria para los ingresos y los gastos.
Al tratarse de un régimen de internado, la hija mayor de los reyes dormirá en la academia de lunes a jueves. La salidas están permitidas por las tardes, aunque en el caso de los nuevos alumnos, se subraya que el estudio es obligatorio, y tendrá libre los fines de semana siempre que no tenga actividades o maniobras. Un jueves al mes, toca instrucción vespertina, aunque también es posible alguna sesión por la noche para curtir a los jóvenes militares. Fuera de clase, los estudiantes pueden recibir tutorías, ir a la biblioteca, a la capilla o al casino de cadetes, una cafetería con mesas y butacas para poder pasar un rato de ocio. El toque de diana es a las 6.30 horas y tras la lista de ordenanza y el arreglo de camaretas, la princesa desayunará con sus compañeros en el comedor. Las clases empiezan las 7.45 horas -los viernes a las 8.15- y terminan a las 14.20, la hora de la comida en el autoservicio, de nuevo en bancos corridos donde no están asignados los sitios.
Las normas de acogida no especifican nada sobre el uso de los teléfonos móviles, una de las preocupaciones que los reyes han tenido siempre en relación con sus hijas para preservar la intimidad y evitar que se publiquen imágenes personales. Al margen de su estatus institucional, dos son los aspectos en los que la princesa tendrá un trato distinto al resto de soldados. El primero es que tendrá un programa académico adaptado a su caso, puesto que el año que estará en Zaragoza cumplimentará dos cursos. El otro elemento diferenciador es que Leonor de Borbón ha renunciado a cobrar el salario que le corresponde a los cadetes de primer y segundo año, cifrado en 417 euros.