El adelanto de los comicios autonómicos en Cataluña ha obligado al Gobierno a poner la legislatura al ralentí nada más iniciarla, pero tanto el PSOE como Sumar creen que la frágil mayoría con la que cuentan en el Congreso resistirá la tensión electoral. Así lo trasladan fuentes de los dos partidos que forman parte del Ejecutivo, que confían en que la competencia entre ERC y Junts no suponga una ruptura de sus alianzas con la Moncloa y esperan que el hecho de que 2025 sea un año despejado de elecciones ayude a encauzar las aguas.
Tras la decisión del Govern de Pere Aragonès de adelantar las elecciones al ver derribado su proyecto de presupuestos para la Generalitat, el Ejecutivo ha dado un volantazo en sus planes. Apenas unas horas después de conocer la convocatoria electoral, Moncloa confirmaba que renunciaba a intentar siquiera aprobar unos Presupuestos Generales del Estado para 2024. Y esos movimientos han dibujado un escenario nuevo para una legislatura que el Ejecutivo veía relativamente bien encarrilada tras haber dejado el camino expedito para la aprobación de la ley de amnistía.
La decisión de Catalunya en Comú —el referente catalán de Sumar— de torpedear las cuentas de la Generalitat, que apoyaban ERC y el PSC, han generado una evidente tensión en el seno de la coalición de Gobierno, aunque la alianza no corre ningún riesgo. "Si yo fuera Pedro Sánchez, estaría enfadado" con la líder de Sumar, Yolanda Díaz, deslizó el jueves el president catalán, Pere Aragonès. Y fuentes socialistas, aunque no quieren cargar demasiado las tintas contra sus aliados, sí admiten que existe cierto resquemor por la decisión de los comuns y, además, siembran dudas sobre el liderazgo de Díaz y sobre la capacidad que tenía de haber obligado a su referente catalán a modificar el sentido de su voto para salvaguardar la estabilidad de la legislatura.
En cualquier caso, el ala socialista del Gobierno asume que el escenario, aunque no es el ideal, tampoco tiene por qué suponer un golpe mortal al recién iniciado mandato de Sánchez. Especialmente después de haber tomado la decisión de no forzar una negociación de Presupuestos para 2024, puesto que así el Ejecutivo evita situar a ERC ante el brete de decidir si votaba a favor de las cuentas pese a haber derribado Catalunya en Comú las suyas o si, por el contrario, las rechazaba e infligía al Gobierno un duro golpe.
"La decisión de no seguir adelante con la negociación de Presupuestos es una cuestión de realismo político", sostienen fuentes de Moncloa, que hablan de "ejercicio de responsabilidad". "No vamos a anticipar ninguna pantalla", responden además estas fuentes gubernamentales al ser consultadas por un eventual escenario postelectoral en el cual PSC y ERC se puedan aliar para gobernar en Cataluña y Junts se vea sin incentivos para mantener su apoyo al Ejecutivo en Madrid. "La legislatura va a durar", confían, sin embargo, estos dirigentes.
Lo cierto es que en el ala socialista pueden hacer de la necesidad, virtud, puesto que las encuestas pronostican una victoria en los comicios del candidato del PSC, Salvador Illa, con un resultado aún mejor que el de 2021, cuando también se impuso en las urnas. Que pueda gobernar ya es cosa diferente, pero un buen resultado supondría un espaldarazo para el PSOE después del pésimo desempeño que tuvieron los socialistas en los comicios gallegos de hace unas semanas y también poco antes de unas elecciones europeas que pueden concitar un importante voto de castigo contra el Gobierno.
Sumar lamenta la decisión del PSOE
Al contrario de lo que plantea el PSOE, Sumar ha expresado su rechazo a la decisión del presidente Pedro Sánchez de renunciar definitivamente a poner en marcha unos Presupuestos para 2024. "Respetamos pero no compartimos la decisión del presidente", sostuvo el jueves la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz, que espetó que "hay que seguir gobernando y los trabajadores y la ciudadanía, que está viviendo una crisis de inflación sin precedentes, necesitan seguir ganando derechos".
En privado, fuentes de Sumar insisten en que el paso atrás de Sánchez con respecto a los Presupuestos de 2024 es un error porque impedirá que el Gobierno pueda poner el foco en sus medidas más sociales. Estas fuentes reconocen la dificultad que tendría poner en marcha unas cuentas con un panorama electoral como el que se presenta en los próximos meses, pero sostienen que, incluso aunque no salieran adelante, el deber del Ejecutivo es intentar tener Presupuestos y, además, el mero hecho de negociarlos podría servir para introducir en el debate público asuntos que le convienen, como las medidas para hacer frente a la crisis de vivienda o la ampliación de los permisos de maternidad y paternidad.
Pese a todo, Sumar tampoco es especialmente pesimista con respecto al futuro de la legislatura, incluso aunque el Gobierno vaya a pasar 2024 con los Presupuestos prorrogados. Para empezar, señalan algunos dirigentes, porque a ERC y Junts no les resultaría tan sencillo, incluso aunque barajaran hacerlo, torpedear leyes de carácter social que llegaran al Congreso y que pudieran ser populares. Y también porque, tras el verano, no habrá nuevas elecciones a la vista en el medio plazo y la reconfiguración del tablero político se habrá asentado ya lo suficiente como para, de una vez, comenzar un periodo de estabilidad para el Ejecutivo.