El nuevo gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, cuya designación por el Gobierno ha sido objeto de polémica y cuenta con el rechazo de la oposición por pasar directamente desde el Ejecutivo a dirigir esa institución, ha traspasado este viernes su cartera tras prometer el cargo. Escrivá ha destacado en la intervención durante el acto de traspaso de carteras el trabajo de los funcionarios para que las instituciones públicas y ministerios funcionen.
En este sentido, Escrivá en una breve intervención ha recordado que él mismo es funcionario del Banco de España, una institución de la que será el próximo gobernador. «Soy funcionario de otra entidad, del Banco de España, y lo que he podido comprobar en estos cinco años y medio trabajando con los funcionarios es realmente lo extraordinarios que son, el sentido de la función pública que tienen», ha dicho Escrivá.
El ya exministro no ha hecho declaraciones ni a la entrada ni a la salida del acto. El nuevo gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, ha prometido este viernes su cargo ante el rey en el Palacio de la Zarzuela. En un acto donde Óscar López también ha prometido su cargo como ministro de Transformación Digital y Función Pública. Poco después ambos han protagonizado el traspaso de cartera en la sede del ministerio.
La toma de posesión de Escrivá se ha acelerado con el objetivo de que pueda acudir a la próxima reunión que el Banco Central Europeo (BCE) que se celebrará el 12 de septiembre en Fráncfort. El nombramiento de Escrivá ha estado envuelto en críticas una vez que la negociación con el PP para renovar la cúpula de la institución, que comenzó hace más de dos meses, acabó sin acuerdo.
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, anunció su nombramiento esta semana y señaló que Escrivá será gobernador del Banco de España por un mandato de seis años por su «capacidad técnica», «experiencia» y «conocimiento de las instituciones europeas». El ministro de Economía reconoció posteriormente en una entrevista que fue «imposible» alcanzar un acuerdo, ya que el principal partido de la oposición entendía que podía «vetar» y «limitar» la capacidad del presidente de nombrar al gobernador.