El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha asegurado este miércoles que el problema del PP es que «no hay nadie al volante» del partido, donde quien manda -ha dicho- es «la jefa», en alusión a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Sánchez ha aprovechado su segundo turno de la comparecencia en el Congreso para arremeter contra el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, quien no tiene -ha dicho- ni estrategia, ni liderazgo, ni sabe dónde va.
«El problema de este país es que tiene una oposición sin nadie al volante», ha sentenciado el jefe del Ejecutivo, quien ha agregado: «La suma de ocurrencias inconexas no conforman una alternativa política». Al listado de carencias que ha atribuido al líder de los populares ha añadido que no tiene autoridad en el partido y que su grupo parlamentario «es incluso más torpe de lo que parece». «¿La pregunta es, qué le decepciona más a sus votantes, señor Feijóo, su hipocresía o su incompetencia?», ha proseguido Sánchez, para quien la cuestión es que negociar con el líder del PP es «absolutamente ineficaz» porque -ha asegurado- no decide nada.
«Muchos de sus votantes y barones y quizá hasta usted mismo quieran llegar a un acuerdo para el reparto de inmigrantes menores, pero es que el problema es que la jefa no les deja. Muchos de sus barones quieren llegar a un acuerdo para reformar el sistema de financiación autonómica, pero la jefa no le deja; la mayoría hubiera aprobado el techo de gasto, yo lo he escuchado de su boca, pero es que la jefa no les deja», ha añadido en referencia a Díaz Ayuso, aunque sin citarla.
Sánchez también ha arremetido contra el líder de Vox, Santiago Abascal, a quien le ha dicho que odia al inmigrante porque sabe que la derecha está creciendo en Occidente a base de bulos sobre la inmigración y confía en que en España pase lo mismo. De momento, ha advertido, ya ha conseguido arrastrar en su discurso al PP, al que tiene «maniatado» con los presupuestos autonómicos y municipales y ha logrado sacarle del consenso de sus colegas europeos.
«Odia -ha dicho- porque le sale a cuenta, le genera votos y se lo quita a sus adversarios», además de «tapar sus vergüenzas», que Sánchez ha resumido en tres: falta total de proyecto político, dependencia del extranjero y la «pasta», porque «¡menudo negocio ha montado con el patriotismo!».