Dolor, lágrimas, desolación y luto en toda España. La DANA catastrófica que asola el país, cebándose descarnada en la Comunitat Valenciana, pasa por encima de la tierra mediterránea destruyendo todo a su paso. Vidas perdidas entre el fango y los restos de viviendas que tendrán que volver a construirse, coches amontonados hasta el cielo en el que descansan muchos de sus conductores, cosechas perdidas, familias rotas, comercios desintegrados, animales muertos; España se paraliza y toma aire ante el desastre natural más importante de los últimos cien años.
Este pasado martes 28 de octubre se graba a fuego y fango en la mente de los ciudadanos que fueron testigos de cómo la fuerza del agua se cobraba la primera víctima y fluía desbocada hasta cobrarse, según la última actualización que publican los organismos oficiales, pasa de las doscientas.
Así fue como se gestó la peor DANA del siglo.
El temporal, previsto en la mayoría de servicios meteorológicos locales y nacionales, pasó por Baleares durante la madrugada del lunes, sin estragos fatales como los que Mallorca todavía llora al recordar el fatídico 9 de octubre de 2018 en Sant Llorenç des Cardassar o los graves daños materiales del pasado 15 de agosto en Es Mercadal y Alaior. Por eso, nadie esperaba tal dimensión de una catástrofe que parecía no llegar a suceder.
La AEMET preavisó de que el día «álgido» del episodio llegaría el martes; una jornada en la que «el área del Estrecho, Andalucía Oriental, Murcia, el este de Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana» serían los núcleos de mayor precipitación y tormenta intensa; superando los 150-180 litros por metros cuadrado en cuestión de doce horas.
A las once de la mañana del martes 29 de octubre, ya se han cerrado puertos, se corta el tráfico, se cancelan clases y se activa la alerta roja en Valencia. El portavoz de la autoridad meteorológica, Rubén Del Campo, reitera insistentemente que se deben «tomar precauciones» por el peligro que supone. En el municipio de Llombai, una gran tromba de agua deja ya un registro récord, 200 litros por metro cuadrado en dos horas. Los primeros coches son arrastrados por la corriente. Andalucía, Castilla-La Mancha y Murcia comienzan también a sentir los efectos de la lluvia.
En ese momento, las palabras de Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana -criticadas posteriormente tras el estallido de la tragedia-, subrayan el trabajo y la «máxima coordinación» de los servicios de Emergencia, destacando que el temporal no ha provocado daños personales ni alerta hidrológica, aunque insta a la población a actuar con precaución al estar bajo alerta y a «evitar desplazamientos que no sean necesarios». Habla incluso de una esperada «disminución» del temporal en su desplazamiento hacia Cuenca.
Mientras tanto, con lo llovido incluso antes del inicio de la hecatombe valenciana, las pérdidas millonarias se contabilizan en diversos núcleos, como en Almería, donde superarán los treinta millones de euros. Granada se prepara para lo peor con un plan de contingencia.
En Valencia, a las 17:00 horas del martes, se desata la tragedia. El Río Magro se desborda tras recibir 302,4 litros por metros cuadrado en Utiel-Requena y se activa a la Unidad Militar de Emergencias (UME). El Centro de Coordinación decreta la emergencia de nivel 2 y comienzan los primeros rescates. El Río Guadalhorce se desborda en Málaga. Un tren AVE (Alta Velocidad), que viajaba de la provincia andaluza a Madrid, descarrila; afortunadamente sin heridos.
Otra riada se produce en Albacete, dejando varias personas desaparecidas. También las hay en Andalucía. El Magro continúa desbordándose a su paso por Carlet y Algemesí. A las 21:00 horas del martes, las fuerzas de Emergencia trabajan en numerosos puntos de toda España, los vuelos entre numerosas provincias sufren retrasos generalizados y cancelaciones. La noche se prevé larga pero no hay constancia de pérdidas humanas. Lo peor, estaba por llegar.
A partir de las diez de la noche, se hace pública la primera víctima mortal de la DANA, sucede en Massanassa (Comunitat Valenciana); un vecino pierde la vida tras bajar al garaje inundado por el agua. El sur y el levante del país acumulan desaparecidos. El Gobierno decide constituir un comité de crisis de seguimiento en el litoral mediterráneo y Albacete. Decenas de personas son rescatadas en mitad de la oscuridad.
Por la noche, ya nadie puede despertar de la pesadilla. Los vecinos de los municipios afectados echan de menos a familiares que no han logrado volver a casa. La comunicación es nula. Las redes han caído. «Se oyen gritos, hay gente atrapada en los coches», dice un testigo.
La Casa del Rey expresa su preocupación por las «devastadoras consecuencias» de la DANA. Carlos Mazón, presidente de la Generalitat, da la peor de las noticias: «se han localizado cuerpos sin vida». El contador de víctimas mortales se pone en marcha y se acelera de manera irremediable. La DANA se torna violenta y continúa golpeando sin descanso las zonas más afectadas. Valencia no recibía una descarga igual desde 1966. Trenes y metros se paralizan por toda la comunidad.
A las siete de la mañana del miércoles 30 de octubre, los valencianos esperan con el corazón encogido la cifra de fallecidos; los ingentes daños materiales son un síntoma de lo peor. En Chiva se han llegado a acumular 500 litros por metro cuadrado. La UME se despliega también en Castilla-La Mancha para apoyar lo ocurrido en Mira, Cuenca.
De un primer cálculo de cinco fallecidos en Valencia, las cifras saltan a trece en cuestión de minutos y el primer balance oficial contabiliza cincuenta y una víctimas mortales. Las autoridades inician un complejo proceso de levantamiento e identificación de las víctimas. Tal número de fallecidos obliga a suspender todo tipo de eventos políticos, sociales y culturales previstos para el miércoles, hasta el pleno del Congreso.
Los mensajes de solidaridad, pésame y consuelo llegan desde todas las partes del mundo. Los equipos de Emergencias trabajan a contrarreloj para acceder a tiempo en lugares inverosímiles y rescatar a todos los atrapados, pero los impresionantes destrozos se acumulan en zonas impracticables. Continúa lloviendo en muchos puntos. Los efectivos se juegan la vida en la mayoría de los rescates que realizan; a pesar de tratar minimizar los riesgos.
El Gobierno de Castilla-La Mancha confirma el fallecimiento de la primera víctima en la comunidad, se trata de una mujer de 88 años de edad que pierde la vida en Cuenca; en Mira, donde llegan a acumularse hasta 167,8 litros por metro cuadrado.
A las doce de la mañana del miércoles, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; preside el comité de crisis en la Moncloa. Acaba de llegar de la India y realiza una declaración institucional en la que promete a los afectados que «no os vamos a dejar solos». La Familia Real Española envía sentidas condolencias a través de las redes sociales, punto de encuentro de miles de afectados que expresan sus historias personales y muestran los estragos del letal temporal. «Desolados ante las últimas noticias sobre la DANA. Nuestro más sentido pésame a los familiares y allegados de los más de 50 fallecidos. Fuerza, ánimo y todo el apoyo necesario para todos los afectados», expresan desde Zarzuela. El Rey Felipe VI participa activamente en las gestiones de la catástrofe. La Casa Real reconoce también el «trabajo titánico» de los servicios de Emergencias, Fuerzas Armadas y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. No se equivocan en la definición. Las víctimas mortales ya se han elevado a 62.
La Unión Europea activa el sistema de satélites Copérnico para ayudar a coordinar a los equipos de rescate que hacen frente a los efectos de la DANA, ubicada con saña sobre el sureste del país, habiéndose cobrado ya, al menos, 64 vidas. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen asegura que Europa «está lista para brindar su apoyo» y ofrece a España activar el mecanismo de protección civil de la UE.
Las críticas sobre el retraso en los avisos aparece sobre la mesa. La actividad laboral se mantuvo hasta la noche del martes e incluso se envió la alerta de Protección Civil cuando varias zonas estaban ya totalmente inundadas. Valencia se convierte en una ciudad en la que los espacios más inverosímiles, estadios, concesionarios de coches, iglesias, se establecen como lugares de refugio para los damnificados.
El ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, anuncia que el Gobierno decreta tres días de luto oficial debido a la tragedia. Pedro Sánchez anuncia su visita a Valencia este jueves. La DANA se extiende por Barcelona y Cádiz, especialmente. Las pérdidas en los campos agrícolas, diseminados por toda la península, es millonaria aunque incalculable.
Pero las vidas perdidas en aumento cortan la respiración. Los coches fúnebres haciendo cola crean una imagen dantesca. Los cadáveres se llevan al sótano de unos juzgados, vaciado para tan delicado y complejo uso. Diecisiete forenses, dos de ellos de Baleares, se dirigen a Valencia para comenzar con la identificación de las víctimas.
A las siete de la tarde del miércoles, sólo la Guardia Civil ha rescatado a más de 2.500 personas y calcula que hay todavía 1.200 atrapados. El municipio de Paiporta se lleva la peor parte del histórico y trágico temporal. En un municipio de 27.000 habitantes, 40 de los fallecidos pertenecen a este núcleo, de entre los 70 contabilizados. «Hay menores, jóvenes, personas mayores, familias, de todo», explica angustiada la alcaldesa Maribel Albalat. Miles y miles de personas en las zonas más afectadas de todo el país ni siquiera pueden acceder a las noticias por la incomunicación. Algunos ni siquiera tienen luz o agua.
A las 19:30 horas del miércoles, los fallecidos se contabilizan, sólo en Valencia, en 92. Suben a 95 víctimas mortales en total, sumando dos vidas perdidas en la comunidad manchega y una más en Andalucía.
Nadie conoce aún el alcance del suceso. Las responsabilidades que deberán depurarse sobre el tiempo y la forma en la que se dio la alerta oficial. Los suministros que faltan, faltarán o se restablecerán para tratar de volver a una normalidad imposible. Los fondos de ayuda que se prometerán y tardarán o no en llegar, las historias personales y familiares que se compartirán mientras se continúa con la búsqueda incesante de personas desaparecidas; que todavía ni siquiera cuentan con una cifra que contabilizar. Lo que pasará continúa siendo incierto; aunque, sin duda, lo que ya ha ocurrido es la mayor catástrofe natural que ha sufrido el país en su historia. La peor DANA del siglo, la catástrofe que deja rotos los corazones de toda España.