Estos son los cinco errores que reconoce Mazón

Carlos Mazón ha dimitido este lunes, 3 de noviembre, como presidente de la Generalitat Valenciana, 370 días después de la dana en la que murieron 229 personas a consecuencia de las inundaciones. «Es momento de reconocer los errores propios, aquellos que me sitúan en el centro de la crítica política como máximo responsable de la Generalitat Valenciana en el peor día de nuestra historia y en los inmediatamente posteriores». Acto seguido los ha mencionado.

1. «Permitir que se difundiesen toda serie de bulos por no dar explicaciones a tiempo».

2. «No pedir la declaración de emergencia nacional, porque según el propio Gobierno no iba a traer más efectivos, ni iba a hacer que llegaran antes. La realidad es que los días posteriores descubrimos que nos quisieron dejar solos por estrategia política. El presidente de mi partido me lo aconsejó y tenía razón».

3. «Mi ingenuidad manifiesta de creer que por recibir de forma amable al Gobierno los primeros días, la ayuda se iba a acelerar».

4. «Sobre todo, mantener la agenda de ese día. Es cierto que con los datos de mediodía, con la Confederación Hidrográfica del Júcar certificando que el barranco del Poyo estaba seco, y el Júcar podía absorber el agua de un Magro en tendencia descendente; con el temporal yéndose a Cuenca a las seis, según la Aemet; sin una gota de agua en Paiporta o Catarroja, era inimaginable que unas pocas horas después el Poyo pasara de estar seco a ser una trampa mortal. Pero también es verdad que en la otra punta de la provincia, y sin relación con el Poyo, el temporal se centraba en Utiel y yo debía haber tenido la visión política de cancelar mi agenda y desplazarme hacia allí».

5. «Permitir que se instalara en el imaginario social la idea de un presidente ajeno a la emergencia durante aquella fatídica tarde, sin olvidar que, como ha quedado acreditado, la información clave de esa misma tarde -que fue el desbordamiento moral del Poyo- nunca la supimos».

Mazón ha manifestado que «sé que cometí errores, los reconozco y sé que voy a vivir con ellos toda mi vida. He pedido perdón y hoy lo vuelvo a repetir, pero ninguno de ellos fue por cálculo político o mala fe. No sabíamos que el barranco del Poyo se desbordaba, no supimos que había fallecidos hasta la madrugada del 30, ni que la tragedia pudiera tener esa magnitud».