Una gasolinera tiene que invertir entre 10.000 y 100.000 euros en instalar un punto de recarga para coches eléctricos en España según la potencia que tengan, pero el precio no es el único factor a considerar, ya que activarlos puede tardar hasta tres años por problemas administrativos, técnicos o de conexión.
Ese el motivo de que haya tantos puntos inactivos en España, es decir, cargadores que ya están construidos, la inversión ya se ha hecho, pero aún no funcionan y no se les puede sacar rendimiento, por no tener los permisos necesarios o por no haber podido conectarse a la red, según las fuentes consultadas por EFE. Según los últimos datos de la asociación de fabricantes de vehículos Anfac, al cierre del tercer trimestre la infraestructura de recarga pública española alcanzaba los 52.107 puntos, de los cuales 14.643 aún no estaban operativos, más de una cuarta parte.
Para agilizar su implantación, las empresas dueñas de gasolineras piden a las administraciones que habiliten ventanillas únicas para solicitar permisos, homogeneicen los procesos en las diferentes comunidades autónomas y prioricen los puntos de recarga de alta potencia con incentivos específicos y los ubicados en zonas rurales. El responsable de desarrollo de negocio de movilidad sostenible de Moeve, David García Mancera, explica a EFE que la estrategia de la empresa pasa por desplegar puntos de recarga ultrarrápida que permitan, por ejemplo, recuperar autonomía suficiente para retomar el trayecto en 10-20 minutos, es decir, «una parada normal para tomar café».
Moeve dispone actualmente de un centenar de estaciones propias operativas y unas 150 ya construidas, todas de elevada potencia, y esperando la conexión de la distribuidora. Los puntos de recarga más lentos son interesantes en otros ámbitos como supermercados o centros comerciales, en los que la estancia es más larga, o en garajes particulares, donde se deja el vehículo cargando por la noche, explica. En cuanto al coste, esos 10-20 minutos de recarga ultrarrápida estarían en torno a los 7-8 euros por cada 100 kilómetros, un precio «de mercado», que no es bajo, pero los usuarios no siempre emplean recargas de alta potencia, añade. En cuanto al tiempo que puede tardar en ser rentable uno de estos puntos de recarga para las compañías, calcula en torno a 20 años, por lo que siempre piden a las administraciones públicas que las concesiones sean superiores a esas dos décadas.