Es una tradición que se remonta al reinado de Eduardo VII (1901-1910) y que la familia real británica continúa.
Se trata de pesar a cada uno de los miembros de la familia antes y después de la cena de Nochebuena.
Lejos de lo que pueda pensarse, no es para comprobar los kilos que se ha engordado por los manjares degustados, si no para demostrar cuánto han gustado.
Según publica el medio británico Majesty Magazine, los Windsor aún utilizan una báscula del siglo XIX para la tradición.