Las comúnmente conocidas como «rayas rinoceronte» son los peces marinos más amenazados del mundo con 15 de sus 16 especies en peligro crítico de extinción, de acuerdo con una evaluación publicada este jueves por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, en inglés).
Esta amenaza se debe principalmente a la sobrepesca que sufren estos rajiformes, por su carne y sus aletas, según indicó un comunicado de prensa de este organismo.
El estudio elaborado por el Grupo de especialistas en tiburones del IUCN (SSG, en inglés) señaló que los peces guitarra, que pertenecen al grupo, han desbancado a los peces sierra en el título de especie más amenazada.
«Nos enfrentamos al reto de conseguir una protección amplia para especies que habían pasado en gran medida desapercibidas tanto para los gobiernos como para los conservacionistas», señaló el copresidente del grupo de especialistas en tiburones del organismo y catedrático en la Simon Fraser University de Canadá, Nicholas Dulvy.
Las «rayas rinoceronte» se capturan en gran parte en las aguas costeras cálidas del mundo, especialmente en el mar Rojo, en el archipiélago indo-malayo, por todo el litoral de la India y frente a las costas de la mayor parte del continente africano.
Como pasa con muchas otras rayas y tiburones, estas especies presentan unos niveles reproductivos relativamente bajos que hacen que sean particularmente vulnerables a la sobrepesca.
Las aletas de estos rayiformes son preciadas como ingrediente para elaborar sopa de aleta de tiburón y en algunos lugares el relleno gelatinoso de sus hocicos se considera un manjar.
Según la IUCN, el Mediterráneo es la única zona del mundo que cuenta con una prohibición de capturarlas, aunque «todavía no se ejecuta lo suficientemente bien».
Por su parte, la vicepresidenta del SSG y presidenta de la organización favorable a la conservación de los tiburones Shark Advocates International, Sonja Fordham, aseguró que «la mayoría de las pesquerías que capturan rayas rinoceronte presentan un nivel de control deficiente».
«Prácticamente carecen de regulación y experimentan una intensidad pesquera creciente», aseguró. «Desarrollar los controles comerciales y de capturas necesarios para invertir el declive en las poblaciones de rayas rinoceronte beneficiará a otras especies marinas, a los ecosistemas asociados y, a largo plazo, también a los pescadores», añadió Fordham.