Un ciudadano anónimo ha decidido devolver a la Superintendencia de Arqueología de Pompeya un fragmento de una antesissa que retrata el rostro de una mujer en terracota y que suele representar una parte decorativa que sobresale de los techos de las antiguas domus.
«Hace cincuenta años saqué este fragmento de un edificio. Me avergüenza y se lo devuelvo al dueño. Lo siento», ha escrito el ciudadano en una nota de disculpa que ha sido publicada en Instagram por el director general interino de la Superintendencia, Massimo Osanna, quien comentó que «a veces vuelven. Por correo, casi semanalmente» para dejar claro que, afortunadamente, es bastante común el arrepentimiento de los ladrones de tesoros antiguos.
El fragmento devuelto no mide más de diez centímetros, pero va acompañado del gran encanto de la belleza de la decoración y la irrepetibilidad de un objeto que data del año 79 d.C. El origen del robo sigue siendo un misterio. Hace cincuenta años, el sitio arqueológico de Pompeya no tenía la importancia que tiene ahora e incluso la custodia de los lugares y hallazgos preciosos era muy superficial.
Por fortuna, actualmente, las excavaciones de Pompeya cuenta con 400 cámaras de videovigilancia y tanto los miembros de seguridad como el resto de visitantes prestan especial atención a las personas que parecen tener intenciones maliciosas, pues los propios turistas han desarrollado una cultura de mayor respeto por el valor de la ciudad antigua, patrimonio de la humanidad.