Hasta bien entrada la madrugada se alargó la emisión de la entrevista seriada de Rocío Carrasco, la hija de Rocío Jurado, en Telecinco. Un testimonio inédito, que ve la luz por primera vez en 20 años en voz de su protagonista y en que revela detalles sobre la relación con sus hijos y el padre de estos, Antonio David Flores.
Rocío afronta con tono pausado y firme este relato, que se pudo ver y escuchar en dos primeros capítulos, para contar cómo el exguardia civil le insultaba y le amenazaba con sus hijos: «Me decía 'te los voy a quitar y te van a odiar, hija de puta». Pero, sin duda, uno de los momentos más estremecedores fue cuando la hija de Rocío Jurado dio un paso al frente en la serie Rocío, contar la verdad para seguir viva y reconoció que por todo lo vivido el 5 de agosto de 2019 decidió quitarse la vida.
«Antes del 5 de agosto, ponen en mi conocimiento que mi hija (Rocío Flores) va a ir a defender a su padre al plató de Gran Hermano VIP porque él entra en el programa». «Por mi cabeza empiezan a pasar todos los 20 años anteriores y todo lo que se me venía encima otra vez, pero ya con un elemento mayor que era mi hija en un plató defendiendo a su padre. No estaba preparada, pero mucho menos para ver lo que iba a defender». Rocío llevaba en tratamiento desde 2011 y aquello fue el mazazo final. «Lo que tenía claro es que no quería ver lo que venía, no quería volver a sentir miedo, vergüenza, no quería seguir sintiéndome cuestionada por todo el mundo y no quería seguir viviendo en esas circunstancias. Y ese día, el 5 de agosto, decidí que no quería seguir viviendo».
A lo largo de los dos primeros capítulos, Rocío Carrasco comparte su testimonio, el de una mujer maltratada a la que además le han arrebatado lo más preciado, sus hijos. «Él cortó el vínculo materno, me lo quitó porque es una persona que ha ido proclamándose de padre modélico, pero a él solo le importa él, nada más», añadió Rocío, quien aseguró que sus hijos la adoraban, pero con la separación todo cambió: «Ellos han crecido con esa versión, igual que el mundo entero, empieza a detonarse la crueldad, no tiene piedad ni con sus hijos, no le ha importado el bienestar de sus hijos nunca. No puede quitarle a una niña de cinco años su figura materna, pero lo ha hecho».
«Soy víctima y ellos también lo son de una mente diabólica, ha conseguido lo que me dijo cuando nos separamos, 'te vas a cagar, Rociíto' y me ha quitado lo más importante de mi vida, a mis hijos», confesó Carrasco. «Ha hecho que me odien y que tengan esa imagen de mí, que es más cruel. He tenido a mis hijos muertos en vida. He tenido que hacer como que no os tengo estando vivos y ensuciando su mente. Eso no se hace con dos criaturas pequeñas, ni con una madre, con nadie. Y eso lo ha hecho él», concluyó.
Insultos y agresiones
Por primera vez, de manera pública, Rocío Carrasco cuenta cómo fueron los inicios de su relación con Antonio David, cómo desafió a su madre, dejándolo todo por él, y cómo la persona cariñosa ante las cámaras se convertía en un demonio en casa. «Él tenía una cara de puertas para adentro, prepotente, de [que] todo lo sabía y 'tú no sabes nada', y luego estaba la otra parte, cuando había cámaras, que era todo maravilloso, besos, 'qué guapa', delante de la gente. Cuando terminaba el día, en la intimidad, me decía que lo hacía por mi bien y tú en ese momento no lo piensas, no lo ves, no te das cuenta de la gravedad que tiene, llega un momento que lo normalizas».
Incluso relata algún episodio de agresiones: «Recuerdo un tirón de pelos, me coge del pelo y me da para abajo pero no sé de dónde viene el por qué de eso. Yo siento por un lado que me quiero ir a mi casa, lo cual no voy a hacer, y por otro estaba que no me podía mover, pero digo me levanto y lo reviento. Pero no hice ninguna de las dos cosas. No tengo claro cómo pasó, pero pasó y fue a mayores». «Estaba sentada en un sofá, [junto a] una mesa camilla, y él me agarra el pelo, y me pega un tirón de pelos y me da con la cabeza en la mesa. [Después] subió, echándome a mí la culpa de todo lo que le ocurría en ese momento. Que si él no estuviera conmigo... Que no le merecía la pena... Que era todo por mi culpa».
La hija de la tonadillera reconoce que «hay muchos episodios de mi vida de esa época que no sé si por defensa personal o qué, los tengo olvidados. Lo achaco a lo mejor a que el daño que se me estaba ocasionando a mí, lo daba por bueno, lo justificaba, lo dejaba pasar».
El día de esa agresión, Antonio David le dice que se vaya con su madre. «Después de eso llega un llanto, y llega un 'perdóname', y llega un 'estoy nervioso', y llega un 'hay que ver todo lo que me está pasando', 'me están crucificando por algo que no he hecho'... Llegan muchas cosas que, una vez más, yo justifico y disculpo. Entonces lo veía normal; lo veo ahora y pienso que qué poco sabía yo en aquel entonces que iba a ser mi verdugo», concluye.