Hace dos años, Carles Bover y Julio Pérez se alzaban con el Goya a mejor cortometraje documental por Gaza, un filme en el que mostraban «las consecuencias de la gran ofensiva que sufrió la población de la Franja en 2014» y que, desgraciadamente, vuelven a repetirse estos días.
«Ahora el foco está puesto en los bombardeos, pero dentro de unos días o semanas, cuando se llegue a una especie de tregua, todo volverá al olvido, como sucede siempre», lamenta Bover quien ha lanzado esta tarde junto a su compañero una campaña de micromecenazgo para realizar su próximo documental: Benín, el crepúsculo de los niños esclavo.
Bajo este «título provisional», advierte Bover, quieren mostrar la «realidad desconocida» de Benín (África occidental), uno de los países más pobres del mundo y en el que sigue todavía vigente la esclavitud y la explotación infantil. «Según diferentes informes, más de 40.000 niños son vendidos o cedidos para hacer trabajo esclavo cada año. Puedes conseguir un niño por menos de 30 euros», denuncian en la campaña que llevan a cabo en la plataforma Goteo.
«Uno de los temas denunciables a nivel social y que queremos mostrar es la explotación infantil y la esclavitud, pero también hay otras problemáticas que derivan de la religión oficial, por decirlo así, que es la vudú. Hay como una fina línea entre las creencias animistas tradicionales y las nuevas importadas de religiones monoteístas como el cristianismo o el islam», detalla.
Crowdfunding
El crowdfunding se llevará a cabo en dos rondas de 40 días cada una. En la primera, explica Bover, intentarán conseguir el objetivo mínimo (9.500 euros), para poder llevar a cabo las acciones necesarias para realizar el documental, como son el transporte, los vuelos o el traductor. Luego, en la segunda, irán a por el objetivo óptimo (50.100 euros) que les permitiría no solamente mejorar la calidad del producto, sino también su difusión, que es la «principal finalidad».
Está previsto que el próximo mes de julio Bover y Pérez hagan su «primera toma de contacto» en Benín y, a partir de ahí, «dependiendo de las historias que nos encontremos, veremos si hacemos un cortometraje o un largometraje», avanza el cineasta mallorquín.