Toni Albà lleva 21 años imitando a Juan Carlos I, sobre todo en el programa de TV3 Polònia. El actor, reconocido independentista catalán, participa en el coloquio ‘Persistim en el conflicte', que la Assemblea Sobiranista de Mallorca organiza el próximo viernes en el restaurante Sa Creu de Petra.
¿Qué es lo que más le gusta del rey emérito?
— Su pachorra. Es una persona que fue designada por el caudillo, que se ha hecho querer tanto y no ha parado de levantar pasta. Hay gente en prisión y en el exilio por decirlo. Es insuperable, siempre supera la ficción. Cuando mi personaje ficticio hace una broma, al poco sale él, de verdad, y la supera.
¿Es más independentista por él?
— Ser republicano e imitar al Borbón es de psiquiátrico, es fantástico tener que defenderlo en el escenario. Es un dilema existencial con el que estoy muy a gusto. Cuando abdicó pensé que se acababa, pero qué va, me vino una avalancha de actuaciones.
Dice que los «fascistas» le llaman el ‘Bufón del Prucés'. ¿Está orgulloso del título?
— Sí, porque soy un bufón. Uso mi cuerpo para reírme de un poder. Me lo llamaban los de Ciudadanos, que en paz descansen.
¿El independentismo estará más cómodo con la derecha gobernando que con el PSOE?
— Tiene que reflexionar hacia donde quiere ir y dejar de mirar qué hace España. Da igual, si está el PP o el PSOE, es lo mismo. El poder, el estado, tiene dos colores, como en EEUU. Todos pertenecen al estado. Pedro Sánchez hace lo que le dice el estado.
¿No pasaría lo mismo con un estado catalán?
— No creo. Un marco estatal más pequeño es más controlable. En Suecia pasa cualquier cosa y automáticamente hay dimisiones. Dinamarca, Holanda y Suiza se las han arreglado perfectamente. Tampoco estaríamos solos, nos confederaríamos con el sur de Francia, País Valencià, Balears y Extremadura. Incluso hay intereses económicos catalanes con Rusia, porque acabarán defenestrando al déspota de Putin.
Vox entra en el Ajuntament de Barcelona, pero la extrema derecha Aliança Catalana puede gobernar en Ripoll ¿Qué le parece?
— No soy identitario. Es tan catalán mi tatarabuelo, con 60 apellidos catalanes, como alguien que acaba de llegar de Senegal y empieza a chapurrear catalán. Si tiene voluntad, lo es. El problema de las derechas es que lo único que hacen es buscar culpables, y siempre son los de fuera porque da miedo, pero Europa viene de África. Hay lugar para todos. Pero estoy en contra de los que quieren imponerte lo suyo.
Algún comentario suyo ha sido muy polémico. ¿Se pasó?
— En absoluto. Con Arrimadas no me denunciaron nunca porque no había caso. Ella mintió cuando dijo que le llamé puta. También he sido absuelto por otro comentario sobre Iceta. Polémicas, sí, soy un bufón, me toca meter el dedo en la llaga. Son ellos que se lo toman en serio.