Invitado por la Peña Taurina y Gastronómica de Palma, que preside Miguel Ángel Herranz, el diestro Juan José Padilla (Jerez de la Frontera, 1973) pasa unos días en Mallorca. Una Isla a la que el matador de toros guarda especial cariño. Retirado de los ruedos, el Ciclón de Jerez o el Pirata, como se le conoce en el mundo del toreo, compartió manteles y fue homenajeado por amigos y seguidores en el restaurante Rancho Picadero. Un viaje a Palma que Juan José Padilla ha querido aprovechar, también, para descansar y disfrutarlo junto a su esposa y madre de sus dos hijos, Lidia Cabello.
¿Qué relación tiene con Mallorca?
— Pues viene de ese invierno de 1985, en el que el empresario del mundo del toro Pascual Rodríguez, mi amigo que en paz descanse desde hace poco tiempo, fue a comprar unos novillos de Miguelín a la Generala y me vio en uno de los tentaderos. Yo iba a ver a las figuras del toreo como Paquirri, Dámaso González, Espartaco, Manzanares padre, y ahí le gusté y me ofreció, bueno a mi padre, la oportunidad de torear aquí, en Palma, mi primer novillo. Y vi cumplido mi sueño.
¿Siempre tuvo claro que quería ser torero?
— Sí, desde los 8 años. Ya por entonces me iba al campo con mi padre y me ponía delante de las becerras, y con 12 años ya tenía la profesión dentro. Mi padre siempre quiso ser torero, y se volcó conmigo.
Tras 25 años en activo como matador, se retiró en 2018. ¿Qué fue lo que le llevó a tomar la decisión?
— Me retiré porque ya había cumplido una etapa bastante buena, maravillosa. Había conseguido mucho más de lo que jamás había podido esperar, y también estaba entonces de recaída en recaída, continuamente, a causa de mis lesiones. No estaba bien, y por respeto, lógicamente me retiré.
¿Lleva contabilizadas las cornadas que ha sufrido?
— Sí, en total han sido 39 cornadas. Cuatro de ellas entrando en la enfermería prácticamente muerto. Y fíjese si me han dejado huella que me convertí en pirata en la última de ellas, en Zaragoza. Es la lesión más visible que ve la gente. Me hizo perder la audición, el ojo izquierdo y tener trastornos del equilibrio. En Huesca, una cornada me reventó el duodeno contra la columna vertebral y en Pamplona me partió la segunda, tercera y cuarta vértebra ósea. Así que he estado bastante delicado durante mucho tiempo.
Y después de todas esas cornadas, si volviera a nacer, ¿qué profesión elegiría?
— Hace cuestión de 10 minutos le acabo de contestar esa pregunta a un gran amigo y estábamos recordando cosas de hace 40 años. Le he dicho, y lo siento así, que si volviera a nacer volvería a querer ser torero.
¿Cuántos años lleva con su esposa?
— Cumplimos 24 años. Nos casamos el 23 de octubre de 1998. Y la verdad es que ha sido una bendición de Dios, porque soy un hombre cristiano y de mucha fe y entiendo que la vida en pareja no es fácil, sobre todo por mi trabajo, y ella ha sabido sobrellevar esa situación, y ante las cornadas ha sabido afrontar toda esa dureza. E incluso ha sabido asimilar el triunfo, que tampoco es fácil. Es una mujer que siempre se ha mantenido en el anonimato y me lo ha hecho muy fácil. La conocí de niño cuando yo repartía pan, porque yo fui panadero antes que torero, creo que moriré con ella.
Estuvo en México en un reality de toreros...
— Sí, fue en Guadalajara, en la finca de dos ganaderos y empresarios que tuvieron la idea de hacer un reality con 60 chavales, y yo estuve en la dirección del centro de alto rendimiento taurino y junto a cuatro matadores ofrecimos una enseñanza preciosa. Ya han tomado la alternativa muchos de ellos.
Al igual que Jesulín, que participó en El Desafío en Antena 3 Televisión. ¿Usted iría a algún programa?
— Me lo han ofrecido, tanto ir a Supervivientes como a otros realities, pero no soy persona de eso, ni me gusta verme en ese tipo de escenarios.
¿Cómo ve el panorama taurino en estos momentos?
— Estamos en un punto de inflexión ahora mismo, recién terminadas estas elecciones, con unos aires muy positivos en el mundo del toro. Estamos viendo que la juventud y los empresarios se están moviendo. Quiero aprovechar para pedir que aquí, en Balears, se pueda abrir los espectáculos taurinos a los menores de 18 años.
¿Y qué le diría a quienes están en contra de los toros?
—Tengo poco argumento para esa gente porque la realidad está en la plaza. Solo pediría respeto, coherencia y decir que nosotros sentimos la pasión.