«Si quieres te puedo conseguir marihuana, coca o lo que quieras, tengo un amigo que vende». Lo que no sabía Maximiliano G. es que el hombre que se encontraba sentado en la terraza de la cafetería Ca na Susi, situada en el número 38 de la calle Indalecio Prieto de Son Gotleu (Palma), era un agente de la Policía Nacional prestando servicio de paisano. Aquel día, el 8 de abril de 2022 alrededor de las 9.30 horas, Maximiliano le preguntó si quería tomarse algo con él y el funcionario aceptó. Maximiliano, de 49 años de edad y nacionalidad española, después de varios minutos de conversación, le ofreció 10 euros de marihuana y el policía dio el visto bueno.
El vendedor de la droga desenfundó a continuación su teléfono y avisó por WhatsApp a un amigo que guardaba la sustancia estupefaciente en su domicilio, a escasos metros del lugar. Otro agente de la Policía Nacional, también de paisano, se sentó en el establecimiento junto a su compañero y a Maximiliano, que estaba pendiente de su móvil, y le hizo saber que también estaba interesado en fumar marihuana. Minutos después Maximiliano pidió al primer agente de paisano que le acompañara a un portal ubicado en la calle Tomás Rullán y le dijo que su amigo bajaría con la sustancia estupefaciente. Gregorio G., español de 51 años, bajó por las escaleras del edificio con una servilleta blanca en la mano con tres cogollos secos y le dijo: «Vas a probar la mejor marihuana de tu vida».
En el exterior del portal apareció un coche patrulla de la Policía Nacional que ahuyentó a Maximiliano y Gregorio, que salieron corriendo escaleras arriba. Uno de los policías de paisano les dio el alto exhibiendo su placa tras una breve persecución y les gritó «¡alto, policía!» para detenerlos por un presunto delito contra la salud pública. La droga que intentaron vender a los agentes estaba valorada en un total de 8,85 euros, según se desprende del atestado policial.
Los efectivos cachearon a los dos hombres e intervinieron a uno de ellos un cogollo de marihuana y un trozo de cocaína. Los dos traficantes detenidos cuentan con un amplio historial delictivo. A Maximiliano le constan antecedentes por tráfico de drogas, malos tratos, desobediencia, robo von violencia e intimidación, sustracción de vehículo a motor o amenazas, entre otros delitos.
La hoja delictiva de Gregorio es algo más breve. En su currículum aparecen arrestos por tráfico de drogas y robos con fuerza e intimidación. Maximiliano y Gregorio, asistidos por el abogado Iván García López, fueron juzgados días atrás en una sala de lo Penal número 1 de Vía Alemania y aceptaron sendas penas de seis meses de cárcel cada uno y 10 euros de multa. «La mejor marihuana de su vida» acabó en manos de los agentes de paisano de la Policía Nacional.