Hace poco más de un mes, en octubre, los restos de un tiburón blanco fueron encontrados en la costa de una playa de Portland, Victoria (Australia). El animal estaba partido en dos y solo le quedaban la cabeza y la espina dorsal, lo que alimentó las especulaciones de que todo había sido obra de las orcas.
Ahora, tras un análisis, los científicos han confirmado que las partes del tiburón estaban "cargadas" con ADN de orcas, por lo que señalan que éstas habrían destripado al depredador para comerse su hígado, un suceso que se viene registrando desde hace varios años, según recoge la revista Live Science.
"La inspección del tiburón mostró unas marcas de mordedura muy características en la cintura pectoral, justo entre las aletas bajo el vientre, típicas de las orcas, en las que succionan el hígado", ha explicado Adam Miller, profesor de ecología y biodiversidad acuáticas de la Universidad Deakin de Victoria, a la emisora ABC Radio Melbourne.
Miller, que dirigió el estudio, ha comentado que el tiburón podía haber medido más de 4,9 metros cuando estaba vivo. Esta sería la primera prueba de que las orcas depredan sobre un tiburón blanco en la costa australiana.
En las aguas australianas las orcas matan tintoreras y marrajos para comerse sus hígados y los investigadores sospechaban que algunos tiburones blancos podían haber corrido la misma suerte debido a varias interacciones agresivas registradas frente a la isla Canguro y las islas Neptuno, en el sur de Australia, pero nunca se había confirmado.
"Pudimos confirmar que esas heridas de mordedura estaban cargadas de ADN de orca, así que es una especie de prueba irrefutable", ha sostenido Miller, quien ha apuntado que un grupo de unas siete orcas fue avistado en la cercana bahía de Bridgewater un par de días antes de que el tiburón blanco apareciera en Portland.
Según ha avanzado, se sabe que dos grupos de orcas viven en aguas australianas y "tienen comportamientos de alimentación y depredación bastante distintivos". Sin embargo, a veces aprenden comportamientos y los comparten entre grupos. "Su comunicación es asombrosa", ha afirmado.
No está claro cuál es la manada responsable del ataque al tiburón blanco ni si se trata de un comportamiento generalizado en estas aguas. La frecuente depredación por parte de las orcas podría suponer un problema para la población australiana de tiburones blancos, que ya cuenta con un "número críticamente bajo de individuos reproductores", según Miller.
"Desde el punto de vista de la conservación, es importante, pero no sabemos con qué frecuencia ocurre, así que estaremos atentos", ha concluido.