El 55 por ciento de los españoles no fumadores padecen tabaquismo pasivo, sobre todo por la exposición al humo en terrazas, según el último estudio en torno a la prevalencia del tabaquismo pasivo en España que ha realizado la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y que se ha presentado este miércoles en rueda de prensa.
Así, actualmente, el porcentaje global de tabaquismo pasivo en España, sin sumar las terrazas de hostelería, es del 24 por ciento. Sin embargo, si se añaden estos lugares, la cifra asciende hasta el mencionado 55 por ciento --el 48% de los no fumadores está expuesto al humo en estos lugares--. Por otro lado, los no fumadores expuestos al humo del vapeo en terrazas es del 38 por ciento; si desciende al 18 por ciento el porcentaje total cuando se restan estos lugares.
Si se suman las terrazas, la cifra global de exposición de los no fumadores es del 32 por ciento. Tal y como se recoge en el estudio, realizado a 3.000 personas de entre 16 y 80 años, se entiende por tabaquismo pasivo la exposición del no fumador al humo ambiental del tabaco. El actual se trata del cuarto estudio que se hace al respecto en España y el primero en 13 años. Por tanto, como novedad, contempla los nuevos productos relacionados con el tabaco, tales como el tabaco calentado o los cigarrillos electrónicos. En total, el 17 por ciento de las personas encuestadas se declara fumadora de cigarrillos convencionales, siendo el grupo de 16 a 44 años el que presenta el mayor porcentaje de fumadores.
El 10 por ciento de las personas entrevistadas reconoce ser consumidora de nuevos productos relacionados con la nicotina. Este porcentaje es mayor en personas menores de 24 años, y prácticamente nulo en personas mayores de 54 años. De hecho, el consumo de los nuevos productos se sitúa en un 31 por ciento entre los 16 a los 24 años. Según el estudio, en los últimos 13 años, en los que no ha habido modificación de la actual legislación reguladora de consumo de tabaco, la prevalencia de tabaquismo pasivo ha aumentado ligeramente en varios entornos: en hogares, del 8 al 9 por ciento; en el trabajo, del 6 al 8 por ciento; en centros educativos del 6,3 al 7 por ciento, y en locales de ocio, del 12 al 15 por ciento. Sin embargo, entre 2005 y 2024, el porcentaje de tabaquismo pasivo global se ha reducido del 49,5 por ciento al 24 por ciento.
«El tabaquismo pasivo sigue siendo un problema importante en nuestro país. Los problemas sanitarios que acarrea son también importantes. Además, el tabaquismo pasivo por nuevos dispositivos están produciendo síntomas de patologías sanitarias importantes», ha señalado la coordinadora del estudio, Inmaculada Gorordo. Así, la experta ha destacado que las «restricciones parciales» de los lugares públicos no son útiles. «Hay que hacer restricciones totales. No hay que hablar de tapar las terrazas con una cubierta y pensar que eso es suficiente», ha señalado, insistiendo también en la necesidad de incluir las nuevas formas de tabaquismo dentro de la legislación.
De hecho, otro dato que se desprende del estudio es que el 8 por ciento de los españoles no fumadores respira humo de tabaco en su lugar de trabajo, una cifra cuatro veces mayor en el caso de los profesionales de hostelería, ámbito en el que alcanza un 22 por ciento. Por esta razón, Gorordo también ha urgido a mayores restricciones del tabaco en las terrazas de los bares y restaurantes. Respecto a los síntomas y a las enfermedades que produce el tabaquismo pasivo, el doctor Juan Antonio Riesco, miembro del equipo de investigación del estudio, ha destacado su influencia en la mala evolución en las enfermedades obstructivas crónicas, con la presencia de síntomas de forma persistente y crónica, agudizaciones frecuentes y pérdida de capacidad pulmonar. También impacta en la enfermedad cardiovascular, en el síndrome coronario agudo y se relaciona con el desarrollo del cáncer del pulmón.
«Son tres entidades que se asocian a una pérdida o a un incremento de la mortalidad en este perfil», ha advertido. Además, ha alertado de que «ya hay datos» de que la exposición a los aerosoles de los nuevos productos de nicotina «van a producir alteraciones muy similares a las que produce la exposición pasiva al tabaco convencional» en el ámbito de la salud respiratoria, la salud cardiovascular y la oncología. «Es imprescindible que se modifique la actual legislación que regula el consumo de tabaco en los lugares públicos abiertos y cerrados, no solo para los cigarrillos convencionales, sino también en todo lo que se refiere a la distribución, publicidad y consumo de los nuevos dispositivos con nicotina», ha reclamado Carlos Jiménez Ruiz, miembro del Comité Científico de SEPAR. «Son datos que precisamente avalan la necesidad de dar saltos adelante», ha zanjado.