Se podría afirmar que la recolección de miel en Menorca es casi tan ancestral como sus talaiots, si no fuera porque no hay evidencias que lo acrediten. Sin embargo, el historiador romano Plinio afirmaba que la miel de Menorca era la segunda mejor del mundo después de la griega y durante el siglo XVIII se exportaba a París o Londres, como explican desde la Asociación Gastronómica Fra Roger y como acredita algún cartel publicitario londinense de la época. Sin embargo, en la mayoría de fincas no pasaba de ser un complemento dentro de una economía de subsistencia. Se trata, pues, de un producto arraigado que ha pasado a convertirse en imprescindible en cualquier cesta de productos made in Menorca. Uno de sus mayores embajadores es Sebastià Pons, un hombre de campo que transformó su afición en profesión y que lo ha convertido en el mayor apicultor menorquín. Sus abejas producen cada año entre dos y ocho toneladas de miel, dependiendo de la meteorología, que comercializa a través de la marca S'Eixam. Actualmente cuenta con 350 colmenas, que este año pasarán a ser 400 repartidas en ocho apiarios.
A los 14 años, Sebastià Pons ya se ocupaba de las abejas en el lloc de Binimaimut en Sant Climent. Su padre tenía dos colmenas hechas de madera. Aquello era un pequeño hobby en medio de las distintas tareas de campo en las que ayudaba como missatge y que le permitía producir miel para consumo propio y venta a granel en la finca.
Hoy ha cumplido los 50 años y es un apicultor que un día decidió que dedicaría su vida a producir miel para comercializar. Inició la actividad de manera profesional en los años 80, después de trasladarse al centro de San Climent. Lo hizo con un amigo, Toni Truyol, que compartía su pasión por las abejas. “Él tenía colmenas, yo también y empezamos a producir la miel de la marca S'Eixam”, explica. Gracias a las ayudas de un proyecto Leader de 1991 y gestionado a través del Consell Insular, consiguieron ampliar la producción con la incorporación de maquinaria, como una centrifugadora o una decantadora, así como nuevas colmenas. “Entre las 110 de Toni y las 130 mías, teníamos capacidad para producir miel que comercializábamos a través de distintas tiendas de la isla. Fuimos los primeros en acudir con nuestra miel al mercado semanal de Ferreries o la Fira del Camp de Alaior”, detalla el apicultor. En 2001 se quedó solo al frente de su pequeño negocio y con el paso de los años fue ampliando el número de colmenas hasta llegar a las 350. Además de la producción, también se encarga de la distribución y comercialización en pequeños establecimientos de proximidad “Ocupado estoy todo el año en el mantenimiento y cuidado de las abejas, pero el trabajo de recolección se concentra durante el mes de junio, después de las floraciones de primavera. La mía es una carrera de fondo porque en esta profesión no hay un año igual en cifras de producción. Acabo envasando alrededor de unos 2.000 tarros de kilo y 4.000 más de medio kilo. En octubre ya no me queda ninguno”, concluye.
Sebastià Pons forma parte de la Asociación de Apicultores de Menorca, que tiene ciento cuarenta socios productores. En total suman 1.600 colmenas distribuidas a lo largo de la isla. “Podrían parecer muchas pero en la Península, un solo apicultor puede tener 5.000”, explica Pons. Consideran que la miel que elaboran en Menorca es única ya que las floraciones son distintas a otros territorios y, además, se añade la saladura por la influencia del viento en un entorno marítimo, como también pasa con el queso.