Eivissa cierra en octubre. Al menos así sucede con la mayoría de las principales macrodiscotecas que han aupado la marca Ibiza a lo más alto del sector del ocio nocturno. Pero la isla blanca no solo vive en verano de estos templos de la música electrónica. Es más, desde Eivissa también se ha conseguido exportar otro tipo de negocio exitoso: los beach clubs. Un tipo de establecimiento que, en la mayoría de los casos, abre sus puertas tan solo los meses de verano y que, sin embargo, carece de figura legal propia, por lo que son considerados como meros restaurantes de playa.
«En Eivissa, los beach clubs han revolucionado la oferta de ocio diurno con servicios de playa y restauración de gran calidad. La mayoría de estos locales ofrecen una excelente oferta gastronómica y un alto nivel de servicio que atrae a un público variado y de mayor nivel económico», apuntan desde la Asociación Ocio de Ibiza, la principal patronal de los establecimientos de ocio de la isla en la que están representadas 39 empresas, una docena de las cuales pertenecen a restaurantes de playa. Además, aseguran desde Ocio de Ibiza que el impacto en la economía de la isla de estos beach clubs «también es importante, no solo por el negocio que generan, sino por el número de puestos de trabajo que crean».
Desde el Consell d'Eivissa también destacan su importancia. «Son un gestor de actividad económica centrada especialmente en los meses de la temporada de verano y suponen un reclamo turístico para un sector de visitantes que buscan una determinada oferta de gastronomía y ocio», asegura el director insular de Turisme, Juan Miguel Costa.
Pioneros
Y los precursores en este negocio hay que buscarlos en Sant Josep de sa Talaia, el municipio ibicenco con mayor número de kilómetros de costa y, por lo tanto, de establecimientos que ofrecen este tipo de oferta. Entre ellos el Tropicana Beach Ibiza, que abrió sus puertas en 1988, justo antes de que se aprobara la vigente Ley de Costas, de la mano de Toni Marí 'Moreras' en la playa de es Jondal, un rincón de la costa de la parroquia de es Cubells virgen, prácticamente inaccesible por carretera, lleno de cantos rodados y sin ningún tipo de interés para la agricultura al que 'Moreras' supo sacarle el máximo provecho.
Cuenta Marí que en sus vacaciones 'espió' los clubs que entonces triunfaban en zonas turísticas como Saint Tropez y quiso importar aquel modelo de negocio a Eivissa. Lo consiguió.
Después de jubilarse hace un par de temporadas, es su sobrino Juan Carlos Marí el que continúa al frente de un negocio que se fundó el mismo año que él nació. Sin embargo, Juan Carlos, pese a su juventud, conoce muy bien los entresijos del Tropicana porque ha 'mamado' el negocio desde jovencito, cuando empezó como un camarero más. Ahora, quince años después, dirige en plena temporada alta una plantilla de casi 70 trabajadores.
A diferencia de otros beach clubs, el Tropicana bajará la persiana el 3 de noviembre.
«Intentamos estirar la temporada lo máximo dentro de una coherencia. Si quisiéramos ser más eficientes cerraríamos en septiembre, como hacen muchos en Formentera, pero nos gusta dar servicio a la gente que visita la isla en octubre y tener, también, un compromiso con las condiciones laborales de nuestros trabajadoresØ, afirma Juan Carlos Marí.
La mayoría de los comensales que disfrutan de la extensa carta del Tropicana proceden de los Países Bajos, un mercado que ha crecido exponencialmente en Eivissa y que ha encontrado en este restaurante de playa de es Jondal su lugar predilecto para veranear. «Les hemos caído en gracia y a nosotros también nos gustan mucho los holandeses, porque se fidelizan rápidamente y ahora vemos cómo ya vienen los hijos y los nietos de los primeros clientes que tuvimos», destaca Marí. Pero no solo de holandeses vive el Tropicana, ya que durante los fines de semana es muy habitual encontrar familias de ibicencos en su terraza disfrutando de la cocina mediterránea tradicional. «Hemos apostado por un cliente no tan elitista y sin potenciar tanto las fiestas», destaca Marí.
La oferta de ocio y restauración en Platja d'en Bossa es de las más punteras en Eivissa y entre tanto gigante turístico ha conseguido sacar la cabeza Beachouse, un establecimiento que desde hace tres años dirige Martin Chedler, quien asegura que el éxito de los beach clubs se debe a que los turistas «vienen a Eivissa a buscar las experiencias únicas y los servicios de calidad que ofrecemos y que no se encuentran en otros destinos. La mentalidad de los clientes cambia y a partir de una cierta edad suelen divertirse de día y descansar de noche en lugar de divertirse de noche y descansar durante el día. Las empresas tenemos que cambiar con ellos y adaptarnos a sus pensamientos y sueños para reinventarnos y crear más experiencias para que el cliente los siga demandando».
A pesar de lo que diga la ley, estos establecimientos son mucho más que un simple restaurante de playa. Por ejemplo, en Beachouse ofrecen clases gratis de yoga y vedanta, talleres de bienestar, música, arte y pueden entretener a los más pequeños con un club de niños. «Todo lo que ofrecemos tiene su importancia, pero lo que constituye el eje central del concepto es la gastronomía», afirma Martin Chedler.
Sant Antoni
Si en la década de los ochenta el apellido Lineker era sinónimo de éxito a nivel futbolístico gracias a las actuaciones de Gary Lineker con la selección inglesa de fútbol y el Barça, en Sant Antoni de Portmany este apellido continúa de moda gracias a Duane Lineker, sobrino del mítico delantero y cofundador del O Beach. Este establecimiento abrió sus puertas en 2012 sobre un terreno que había sido utilizado históricamente como zona de aparcamiento y rápidamente se convirtió en el beach club de referencia de la zona oeste de la isla de Eivissa.
O Beach celebró su closing party el pasado 4 de octubre con un evento en el que, como todos los que se organizan en O Beach, su gran piscina tiene un papel especial y marca la diferencia con el resto de beach clubs. «Creo que todos los beach clubs de la isla ofrecen algo ligeramente diferente y todos son increíbles. Tenemos la suerte de tener algunos de los mejores restaurantes de playa y los mejores clubs del mundo. Creo que O Beach es un poco diferente al estar alrededor de una piscina, que es nuestro corazón y lo que hace diferente, además de ser conocidos por la calidad de nuestro entretenimiento y de nuestros espectáculos aéreos, que son bastante espectaculares», asegura Lineker.
Un espectáculo del que disfrutan cada día durante el verano cientos de personas «de entre 18 y 80 años». «Tenemos una gran mezcla de clientes, si bien su media de edad está entre los 28 a 30 años. Nuestros clientes internacionales crecen cada temporada y en los últimos años hemos notado un gran aumento de estadounidenses, australianos y japoneses. Eivissa es tan famosa internacionalmente que atrae a personas de todo el mundo», destaca Lineker.
Brexit
A nadie se le escapa que los principales clientes de O Beach son turistas británicos, el principal mercado emisor de turistas a Eivissa que, principalmente, se alojan en Sant Antoni. «¿Miedo al brexit? No. El brexit traerá nuevos desafíos, pero el turista británico que viene a Eivissa siempre querrá descansar del Reino Unido y Eivissa siempre ha sido un destino muy importante para los británicos. Creo que esto continuará, podríamos sentir los efectos un poco más si finalmente fuera un brexit duro y no se llegara a un acuerdo, pero principalmente porque los economistas predicen que esto significará que la libra esterlina se debilitará aún más frente al euro y puede encarecer el viaje de los británicos a Europa. Por esta razón, nosotros, como isla, siempre debemos ser cautelosos y conscientes de nuestros precios☼, apunta Duane Lineker.
Desde Ocio de Ibiza, asociación que preside desde el pasado mes de septiembre Crescenciano Huerta en sustitución de José Corraliza, explican que «el mercado turístico vive con incertidumbre el brexit, lo ocurrido con Thomas Cook y las normativas poco claras desconciertan mucho. Hay que contar con quienes invierten, ponen su dinero y crean trabajo. La inversión realizada por los beach clubs para dar calidad en producto y servicio, merece reconocimiento y cuanto menos escuchar a los empresarios del sector».
Para Chedler, de Beachouse, el mercado británico «es importantísimo para Eivissa. Tenemos que asegurarnos que nuestros políticos trabajen para que este mercado siga confiando en la isla. Está claro que si no hay acuerdo de salida, un brexit duro afectará y tendremos que abrir el producto a otros mercados. Debe ser una prioridad para el Gobierno el que haya un buen acuerdo, ya que el turismo es una de las piezas claves de la economía española».
Regulación
El vacío que a día de hoy existe en relación a los beach clubs «desconcierta a los empresarios», apuntan desde Ocio de Ibiza. La ley turística aprobada durante la legislatura de José Ramón Bauzá como presidente del Govern balear reconocía esta figura, pero en la última legislatura se introdujeron cambios normativos que, por ejemplo, limitan la creación de nuevos establecimientos.
«Todo es desconcertante. El empresario quiere seguridad jurídica, certidumbre. Hay que hacer algo con los locales que ya existen y en este caso es fundamental el diálogo y el consenso entre empresarios, autoridades y sociedad civil. Es mejor el acuerdo que la imposición», sostienen desde Ocio de Ibiza. No obstante, aseguran que sus relaciones con las autoridades isleñas «son buenas pero extrañas, partiendo que ahora mismo no existen beach clubs como tal en Eivissa por una maniobra extraña del anterior gobierno en el Consell Insular. Los clubs de playa están regulados por ley y con un cambio normativo han desaparecido y se han convertido en restaurantes de playa», insisten.
En Ocio de Ibiza destacan que a nivel normativo «hay restricciones y, en muchas cosas, son desconcertantes. Lo que hay que hacer es adaptar la normativa a la realidad existente y su historia. Deberían definir una política de playa y reconocer el beach club como una actividad económica en sí, pero más como un sello de calidad a nivel turístico. La inversión realizada por los beach clubs para dar calidad en producto y servicio, merece reconocimiento y cuanto menos escuchar a los empresarios del sector. Las normas existen y se deben cumplir, pero sobre todo pedimos claridad y transparencia para un sector tan importante, y no modificar reglamentos cada legislatura».
Para Juan Miguel Costa, «no se trata de regular por regular; de lo que se trata de controlar y hacer cumplir las normas que existen. De poco sirve aprobar leyes y normativas si después no hay medios ni control para hacerlas cumplir». Además, asegura que el trabajo del Consell d'Eivissa consiste en «velar para que toda la oferta que tenemos tenga su regulación y cumpla con el nivel de calidad exigible a un destino turístico como el nuestro».
Críticas
La proliferación de este tipo de oferta de ocio en Eivissa no ha estado exenta de polémica y desde plataformas ciudadanas como Prou! han reclamado a las autoridades su eliminación. «Todos coincidimos en que hay que limitar y sancionar los excesos, y que el turismo es nuestra principal fuente de riqueza. El turista es nuestro huésped y hay que tratarlo con hospitalidad, con un servicio de calidad y mayor profesionalidad, para lograr así la llegada de visitantes con mayor poder adquisitivo, pero también hay que exigirles que respeten las normas de convivencia», señalan desde Ocio de Ibiza.
Desde el Consell, el director insular de Turisme afirma que «todo el mundo debería poder disfrutar de la playa y también de sus servicios, pero siempre teniendo en cuenta que los excesos no pueden tener cabida. Estamos hablando de cuestiones que están reguladas y, por tanto, se debe velar por el cumplimiento de las normas».