Baleares no avanza. Un nuevo informe la sitúa como una de las comunidades de España con baja competitividad, en concreto entre las cinco últimas. Se trata del Informe de la Competitividad Regional en España 2019 del Consejo General de Economistas. Los motivos que la dejan a la cola en competitividad y en el puesto 13 del ranking son los malos resultados en eficiencia empresarial, donde está última, además de en entorno institucional, donde se sitúa penúltima.
De los siete ejes de competitividad que se estudian, cinco están en la parte baja de la tabla y donde está mejor posicionado el Archipiélago es en mercado de trabajo e infraestructuras básicas, pero alcanza solo la sexta posición.
Madrid, Navarra y País Vasco son, por este orden, las comunidades con una competitividad alta y ocupan los primeros puestos del ranking. Cataluña y Aragón tienen una competitividad media-alta, de acuerdo con este informe. La Rioja, Castilla y León, Galicia, Asturias, Cantabria y la Comunitat Valenciana tienen una competitividad media-baja. Finalmente, Extremadura, Andalucía, Canarias, Castilla-La Mancha, Balears y Murcia obtienen los menores valores del índice de competitividad y se sitúan, por tanto, en el grupo de regiones con baja competitividad.
Dicho esto, no es menos cierto que la mayoría de comunidades, Baleares incluida, mejoran su competitividad. En promedio estatal, la competitividad estructural aumentó un 5,2% en 2018. Solo está estancada en Cataluña, Murcia, País Vasco y La Rioja. En cambio, Extremadura y Castilla-La Mancha tuvieron un dinamismo competitivo intenso, mientras que en Baleares, Canarias, Galicia, Madrid, Navarra, Andalucía y Aragón fue moderado, y en Asturias, Comunitat Valenciana, Cantabria y Castilla y León fue leve.
Resultado de Baleares
Baleares obtiene los mejores puestos en mercado de trabajo e infraestructuras básicas. En ambos está en sexta posición. En entorno económico se sitúa en el puesto 12 de 17, mientras que en capital humano está en el puesto 13, en innovación está en el 15, en entorno institucional se queda en el puesto 16 y en eficiencia empresarial está la última de todas, el puesto 17.
El nivel competitivo de Baleares es alto en mercado de trabajo, pero medio-bajo en infraestructuras básicas y bajo en el resto de ejes estudiados. En cuanto a las mejoras en el último año, los ejes que han tenido un mejor comportamiento han sido el de infraestructuras básicas y entorno institucional, donde ha tenido un dinamismo intenso. En cambio, entorno económico, mercado de trabajo y capital humano crecen, pero por debajo de la media.
Por variables, las que tienen una incidencia más positiva en 2018 son el coeficiente de apertura externa (eje 1), la tasa de paro de larga duración y la tasa de paro juvenil (2), los ocupados en formación (3), la desigualdad (4), el tráfico aéreo (5), las mujeres empleadoras y la variación de costes laborales unitarios (6) y las viviendas con banda ancha (eje 7).
Por otro lado, la inversión extranjera directa (eje 1), la población con nivel formativo alto (eje 3), el dinamismo empresarial y la variación de la productividad (eje 6) son las variables que contribuyen más negativamente a la competitividad de la comunidad.
Los resultados confirman, según el Informe del Consejo General de Economistas, la existencia del triángulo competitivo que forman Madrid, País Vasco y Cataluña, aunque indican que las dos últimas muestran «síntomas de cierta debilidad». Además, dentro del triángulo cobran relevancia Navarra y Aragón.
A nivel estatal, los ejes que más contribuyeron a mejorar la competitividad en 2018 fueron el mercado de trabajo y el capital humano. En cambio, infraestructuras básicas, entorno institucional y eficiencia empresarial fueron los ejes menos dinámicos.
La economía balear tiene una gran especialización en el sector turístico.
Renta y productividad
El informe analiza también la renta per cápita y la productividad por ocupado de las diferentes comunidades autónomas. «La mayor competitividad redunda en mayor renta per cápita y mayor productividad. Por otro lado, aquellos territorios con mayores niveles de productividad y renta atraerán más inversiones, mano de obra más cualificada, serán más proclives a la innovación... generando un proceso de retroalimentación competitiva», se destaca.
Solo Madrid, País Vasco, Navarra y Cataluña superan con claridad el PIB por habitante medio de la UE-28, además de Aragón, que tiene un valor superior pero muy leve. Respecto al promedio español, Baleares se sitúa sexta en el ranking de PIB per cápita. La comunidad con más renta por habitante, Madrid, duplica a la que tiene menos, Extremadura. Sin embargo, España es uno de los diez países de entre los 22 estadísticamente comparables de la UE con menos distancia entre la región más rica y la más pobre, «claramente» por debajo de la de países como Alemania, Francia, Italia y Reino Unido.
En cuanto a la productividad del trabajo, País Vasco y Madrid son las dos únicas comunidades con niveles de productividad superiores al promedio de la UE-28, mientras que la de Navarra es muy similar. La distancia entre la comunidad más productiva, País Vasco, y la menos, Murcia, es de 1,4.
En esta ocasión, el informe aborda con mayor detalle el aspecto del capital humano, que es de vital importancia para competir a nivel global en el ámbito de la innovación y la tecnología. En concreto, algunas variables que se consideran generadoras de ventajas competitivas. Pues bien, la población de 25 a 64 años con educación superior es en Baleares del 29,7%, el tercer resultado más bajo solo por detrás de Extremadura y Castilla-La Mancha. El porcentaje en toda España es del 37,3% y en la UE-28, del 32,3%. La tasa de paro sí que arroja un buen resultado para las Islas, ya que es del 11,5%, el sexto mejor resultado. La media española es del 15,3%. Aun así, el resultado en el Archipiélago y en cualquiera de las comunidades españolas es peor que la media europea, del 6,8%.
Por otra parte, los indicadores referidos a la investigación y el desarrollo tecnológico son igualmente relevantes, dado que el mayor esfuerzo innovador redunda en una mayor eficiencia en el uso de los factores productivos y, por ende, en la productividad. Baleares presenta el peor dato de gasto en I+D, el 0,33% del PIB, cuando la media española es del 1,2%, más del triple, y la media europea es del 2,06%, seis veces más.
Balears presenta el peor dato de gasto en I+D, el 0,33% del PIB, cuando la media española es del 1,2%.
Asimismo, los niveles de desigualdad influyen en la competitividad. En este caso, se estudia la ratio S80/S20, que cuantifica la relación entre la renta media obtenida por el 20% de la población con la renta más alta (quintil más alto) en relación a la renta media obtenida por el 20% de población con la renta más baja (quintil más bajo). La desigualdad en Baleares es inferior a la media estatal, ya que el Archipiélago presenta una relación entre quintiles de 5,5, y la media europea es de 6,0. Aun así, hay más desigualdad que en el conjunto de la UE-28, donde la ratio es de 5,1.
Ejes
La competitividad se define como la «capacidad de proporcionar un entorno favorable a las empresas», ya sea con recursos naturales o con otros factores tangibles o intangibles, defiende el informe. Su principal objetivo es mejorar el bienestar de la población. Como este concepto es difícil de medir debido a su esencia abstracta y multidimensional, el informe evalúa la competitividad a partir de siete ejes: entorno económico, mercado de trabajo, capital humano, entorno institucional, infraestructuras básicas, eficiencia empresarial e innovación.
Cada eje, a su vez, se compone de diferentes variables socioeconómicas que suman un total de 53.
Así, el entorno económico se mide a partir del PIB por habitante, la variación del PIB, la inversión extranjera directa, el coeficiente de apertura exterior, la tasa de ahorro, la tasa de actividad, la productividad -euros por trabajador- y la tasa de ocupación.
En el eje de mercado de trabajo se mide la tasa de paro, la tasa de ocupación femenina, la tasa de temporalidad, el empleo involuntario a tiempo parcial, el porcentaje de población ‘nini' y la tasa de paro de larga duración.
En el eje de capital humano se toma en consideración el número medio de años de estudio en LOGSE, el porcentaje de población en formación, los ocupados que han cursado cursos de formación, el número de horas de formación por ocupado, la esperanza de vida al nacer, el abandono temprano del sistema educativo, el porcentaje de formación superior y de doctorado y el número de viviendas que tienen ordenador.
En el eje de entorno institucional, importan el número de delitos por cada mil habitantes, el saldo en porcentaje del PIB de las administraciones públicas, el gasto corriente neto de intereses, la desigualdad, el porcentaje de esfuerzo fiscal, el índice de transparencia y la deuda viva por habitante.
El quinto eje, de infraestructuras básicas, estudia el tráfico de mercancías por carretera el stock de capital total, la inversión en protección ambiental, la densidad de líneas de ferrocarril, el tráfico aéreo, la densidad de viviendas y la densidad de autopistas.
En eficiencia empresarial, donde Baleares se sitúa en la peor posición de toda España, se contabilizan varios parámetros relacionados con la productividad y la facilidad para crear empresas. En concreto, se tiene en cuenta el número de empresas con más de 250 trabajadores sobre el total, la productividad real, el porcentaje de mujeres empleadoras, el promedio de Doing Business, el dinamismo empresarial, los costes laborales unitarios, las empresas exportadoras regulares, el VAB del sector servicios especializado y la importancia de la industria manufacturera.
Finalmente, el eje de innovación estudia el número de investigadores, las empresas con conexión a internet y página web, las empresas con Red de Área Local (LAN), la concesión de patentes, el gasto en I+D de las empresas, las viviendas con conexión de banda ancha y el gasto público en I+D.
El informe señala las debilidades y fortalezas del modelo de competitividad a nivel regional, que influyen de forma directa en el desarrollo económico de las comunidades autónomas. Tal y como explica Valentí Pich, presidente del Consejo General de Economistas de España, no todas las regiones compiten en las mismas condiciones ni cuentan con los mismos recursos y capacidades. «La brecha de competitividad entre comunidades autónomas nos puede llevar a una economía dual que corre el riesgo de provocar la deslocalización territorial con la consiguiente merma de oportunidades sobre el crecimiento económico y el empleo», advierte.
Posición competitiva
Los resultados del Informe de la competitividad regional de España 2019 del Consejo General de Economistas coinciden a grandes rasgos con otros publicados con anterioridad, como el Ranking de Competitividad Global de la Fundación Impulsa, que daba el mismo titular: Baleares es poco competitiva. En este caso se comparaban las 264 regiones de la UE-28 con datos de 2017 y Baleares se situaba en el puesto 173. Subía, por tanto, dos posicione respecto a 2014 y nueve respecto a 2011.
Esta mejora se explicaba por la ganancia de posiciones respecto a otras regiones españolas, lo que le permitía adelantar a Asturias y Castilla y León y situarse en décimo puesto de entre las 17 comunidades autónomas. El Ranking de Competitividad Global medía once pilares. Salud, infraestructuras y educación básica daban los mejores resultados al Archipiélago, mientras que estabilidad macroeconómica y marco institucional eran los pilares peor posicionados.