Essentially Mallorca, la asociación nacida con el objetivo de promocionar Mallorca como destino de lujo, cuenta con 53 asociados de nueve ámbitos diferentes: alojamiento, gastronomía, golf, náutica, transporte, deportes, concierge, producto local y cultura.
Jesús Cuartero es su presidente y un ferviente defensor de las bondades del turismo más selecto y exquisito. «Nacimos en el 2013 para promocionar Mallorca como destino de lujo. Es un trabajo que no podemos dejar de hacer. Intentar mejorar el posicionamiento de la isla forma parte del ADN de Essentially Mallorca. Desde un primer momento detectamos que no es lo mismo promocionar el turismo de lujo que publicitar la isla como destino de turismo vacacional. La idea inicial de Essentially Mallorca, y que se ha asentado con el paso de los años, era contar con una asociación, no solo hotelera, que aglutinara a todos los elementos que pueden contribuir a que Mallorca sea un destino de lujo», explica Cuartero.
Definir qué es el lujo no es tarea fácil. «Hay tantos lujos como personas. El lujo, en todo caso, debe tener un buen servicio, excelentes profesionales, exclusividad… y debe emocionar. Es el que distingue a un destino premium de otro de lujo. Ha de perdurar en el recuerdo. Hay destinos de lujo en las inmediaciones de Mallorca que pueden definirse como ostentosos, otros son de exposición… Mallorca es un destino discreto en el que lo local, la proximidad, la tradición, la cultura… nos diferencia», señala. Y puestos a definir el lujo no tiene dudas de asegurar que debe ser siempre caro y exclusivo. «El lujo debe ser caro, aunque es cierto que también puede haber lujos que no tengan un precio muy alto. De esta manera, por ejemplo, la media de empleados que tiene un hotel que se dedica al lujo es cuatro veces superior a la de un establecimiento vacacional. Es normal que sea más caro. Además, si no es exclusivo es difícil que sea de lujo. Una oferta premium y una oferta de lujo no son iguales», explica.
El presidente de Essentially Mallorca asegura que un reconocido autor, cuyo nombre no puede recordar, explica de forma sencilla la diferencia entre premium y lujo. «Un servicio premium tiene calidad y alta especialización, mientras que en un servicio de lujo podemos hablar de exclusividad y emoción. Me parece una reflexión muy acertada», afirma.
Los mercados emisores del turismo de lujo no difieren mucho de los habituales. «Tenemos mercados maduros como el británico y el alemán, que está sufriendo con la situación económico actual, pero continúa siendo de gran importancia. Además, hay que contar con los nórdicos, que en muchos casos han comprado vivienda en Mallorca. El mercado norteamericano es ya para muchos de nuestros clientes el tercero en importancia. Se debe, en parte, a la línea de United Airlines, aunque antes de la pandemia ya había un grupo de empresas de Mallorca que trabajaban para conseguir clientes de Estados Unidos. Finalmente, aumentan los clientes de larga distancia. El mundo se hace pequeño. Cada día se están incorporando más clientes de alto poder adquisitivo de México, Australia, Corea… Son mercados aún incipientes, pero que empiezan a descubrir Mallorca», indica.
El turista de lujo gasta en torno a los 2.000 euros por día y su estancia media es mayor que la de un viajero habitual, puesto que oscila entre los cinco y los siete días. Además, el turista de lujo no viaja una sola vez al año, aunque también se desplaza en temporada alta, es habitual que lo haga lejos de los meses de julio y agosto. «El turista de lujo hace un viaje con propósito. Da por descontado que tendrá un buen hotel, una gran habitación… Quieren acercarse al destino. El turismo de lujo es mucho más sensible a la sostenibildad, tiene interés por la cultura local… Todos los establecimientos de Essentially Mallorca apuestan por el kilómetro 0, por el producto local», significa.
Hay destinos que se relacionan de forma instantánea con el turismo de lujo como, por ejemplo, Montecarlo. Cuartero defiende que Mallorca ya es percibido como un destino de lujo. «Mallorca, aunque no lo parezca, ya es percibido como un destino de lujo. La pandemia nos posicionó. La coyuntura hizo que llegaran a Mallorca un buen número de clientes de lujo y el reto fue mantenerlos. Muchos acaban comprando una vivienda en la Isla. Hemos de ser conscientes de que los recursos son limitados. Hemos de encontrar el equilibrio», argumenta Cuartero, que no duda en señalar que el turista de lujo es más de hotel que no de alquiler vacacional. Reconoce, en todo caso, el incremento que ha experimentado en los últimos años el alquiler. «El turista de lujo es más de hotel, pero hemos de pensar que también existe alquiler vacacional de gran lujo. Estamos hablando de grandes villas. Es un tipo de cliente, además, que consume una enorme diversidad de servicios. En todo caso, en los últimos años el negocio de alquilar grandes villas está creciendo de forma exponencial. La pandemia también hizo su contribución en este sentido», indica.
Cuartero reconoce que la masificación es siempre un peligro para cualquier destino. Asegura, en este sentido, que el lujo huye de la masificación por su carácter exclusivo. «La masificación es un peligro. Uno de los retos que tienen nuestros políticos es encontrar el equilibrio. No podemos crecer de forma exponencial. Ya está asumido que no podemos competir por precio. Y ha de ser así. El turismo de lujo es evidente que no ha de ser la única oferta existente, pero hay que buscar y encontrar un equilibrio», afirma. Finalmente, respecto a la intención del Govern de modificar la ley turística, Cuartero reclama diálogo con el sector para adoptar la mejor decisión.