Desde hace tiempo, las explotaciones agrícolas y ganaderas de Menorca han unido sus fuerzas a través de entidades como Sa Cooperativa del Camp, que entre otros objetivos tiene puesto un acento especial en la educación y la promoción del producto local. Una misión en la que la cooperativa funciona como un laboratorio creativo con el que trabaja fórmulas que ayuden al sector primario para hacerlo más competitivo y profesional.
Un reto complejo en el que Sa Cooperativa del Camp ha ido evolucionando a través de distintas iniciativas de comercialización entre productores y consumidores, desde tiendas propias hasta corners de producto local, caterings o el lanzamiento de marcas propias de queso artesano. Una de estas iniciativas es su programa «Vive el campo de Menorca», un proyecto pionero creado en 2017 para desarrollar propuestas creativas alrededor del producto local que se ha convertido en todo un fenómeno con más de 300 actividades realizadas, por el que este año han pasado más de 10.000 personas.
TURISMO CREATIVO. El programa «Vive el campo de Menorca» está basado en el concepto de turismo creativo desarrollado por Caroline Couret, tal y como explica su responsable, la gestora cultural Llucia Pons, «cuando diseñamos esta iniciativa, nuestro primer propósito fue encontrar la corresponsabilidad de la sociedad como elemento imprescindible para dar el impulso necesario al sector primario y, especialmente, al producto local», explica.
En este sentido, las líneas marcadas con las que empezaron a trabajar tenían que servir para promover el conocimiento sobre el ámbito rural productivo, dar a conocer los alimentos desde su origen, mostrar los procesos de producción paso a paso y, especialmente, dar visibilidad a los distintos productores como expertos en la materia. «Estábamos convencidos de que esta fórmula podría convertirse en un escaparate de la diversidad de productos del sector primario, una riqueza de la que poder presumir gracias al capital humano especializado que había sabido mantener la tradición pero que no había olvidado innovar para labrarse un relevo generacional», añade. «A partir de aquí, teníamos que ser capaces de ofrecer experiencias únicas e inolvidables que reforzaran esta sensación de una Menorca auténtica, real y actual», detalla. Un programa que cuenta con 25 actividades distintas que se reparten en tres apartados que son visitas guiadas, catas sensoriales y talleres interdisciplinarios.
VISITAS GUIADAS. Dar a conocer el producto local desde sus orígenes ha sido la manera en que Sa Cooperativa del Camp está contribuyendo a educar a los consumidores para que aprendan más sobre los alimentos que consumen, estén más informados y valoren mejor su calidad. «Las visitas guiadas a las propias fincas de producción nos permiten mostrar con más transparencia la cadena de suministro y generar esta confianza al poder ver directamente las prácticas que se llevan a cabo», comenta Pons.
«Una de las actividades que tiene más éxito es la visita a un apiario que elabora miel, una experiencia en la que los participantes se visten como apicultores y visitan el único insecto domesticado en todo el mundo, que en Menorca se conoce como abeja negra», explica. Otra de las actividades estrella es una visita a una finca tradicional quesera, donde se aprende a elaborar este producto genuinamente menorquín.
Sa Cooperativa del Camp cuenta con una sala didáctica propia en la finca Binillubet de Es Mercadal, que integra una serie de paneles informativos en los que se explica, entre otros temas, el arte de hacer queso, además de informar sobre la diversidad de productos locales. «Es un espacio para realizar experimentos que dan comprensión a las múltiples disciplinas de aprendizaje, desde el análisis de la tierra hasta la importancia del estiércol o la nutrición de la vaca, entre otras cuestiones. Además, tenemos una mesa para hacer queso con nuestras propias manos, con leche recién ordeñada y cuajada», añade.
Las visitas guiadas también permiten visitar bodegas familiares que tienen el encanto de la proximidad, talleres de artesanos que todavía siguen fabricando abarcas de manera artesanal con esparto o incluso un campo de azafrán que realizan en tiempo de floración. Todas las visitas guiadas siempre van acompañadas de una cata de producto que ayuda a mejorar la experiencia vivida.
CATAS SENSORIALES. Las catas sensoriales son otra de las actividades del programa que llama la atención en su labor para descubrir las propiedades organolépticas de los productos y conocer la historia y el proceso de producción. «Creo que la mejor virtud de estas catas es la ficha que acompaña y complementa las actividades, porque nos ayuda a evaluar el producto de manera formal y ofrece al catador una nueva visión de sí mismo a la vez que refuerza la memoria sensorial», explica Llucia Pons. «Descubrir sabores, olores o aromas de cerveza artesana o de vino, pasando naturalmente por el queso, pero también por los embutidos, el aceite o la repostería, entre otros. Los productos son la base de nuestra cooperativa y en estas propuestas se nota especialmente», destaca.
En este sentido, la capacidad de Sa Cooperativa para dar contexto y contenido a cualquier cata en colaboración con otros profesionales les permite hacer cosas muy especiales, como por ejemplo, una experiencia que llevaron a cabo hace unos días en el Museo de Menorca para un evento organizado por una entidad dedicada a promover la historia, en la que se organizó una cata de la época romana bizantina con la recreación de recetas de la época.
TALLERES. La tercera pata del programa «Vive el campo» combina distintas disciplinas como la ciencia, la cultura, el arte o la cocina alrededor de un producto o una práctica agraria en una manera de encontrar sinergías entre campos aparentemente dispares, pero que suman y enriquecen a quien los experimenta. Ejemplos de estos talleres, dirigidos al público en general o familias, como la mayoría de las actividades del programa, son un laboratorio de huevos, donde descubren la mirada científica de la física y la química de este producto humilde con experimentos vivenciales que se combinan con un taller de pintura hecha con la yema o la elaboración de una salsa mahonesa.
«Las fermentaciones, los conservantes naturales, las cocciones, la lana y sus poderes, las verduras y las frutas desde la mirada del artista Giuseppe Arcimboldo, las esculturas hechas con estiércol de vaca forman parte de un sinfín de propuestas divertidas para todos los públicos», añade. También se conjuga en el programa una labor dirigida a estudiantes de todos los ciclos formativos de Menorca que amplía todavía más el público potencial y que cuenta con el apoyo de un ingeniero agrónomo.
Es por ello que no es de extrañar que en dos ocasiones, el portal web de Sa Cooperativa del Camp, a través del cual se comercializan todas estas experiencias, haya sido premiado en la categoría de mejores Experiencias Educativas, Inclusivas y Familiares para foodies travelers. Ya no hay excusa para aburrirse en Menorca.