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Nuevo paso para la defensa y preservación de la abeja en Menorca

Apicultores de Menorca, Mallorca y Eivissa colaboran a nivel nacional en la mejora del insecto autóctono balear de la familia negra ibérica para fomentar su crianza, su progreso y conservación

Imágenes de la estación de aparejamiento en la Vall de Ariant, en la Serra de Tramuntana.

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Aunque quizás nos pase por alto, las abejas juegan un papel decisivo en nuestras vidas, ya que son imprescindibles para garantizar nuestros ecosistemas y nuestra biodiversidad. Hace tres años nació en Balears un proyecto de cría y selección de abejas reinas para la mejora y defensa de la abeja autóctona conocido como Dotze Reines. Una iniciativa en la que se integraron la mayoría de asociaciones de apicultores de nuestro archipiélago que contó con el apoyo financiero del Govern balear a través de la Conselleria d'Agricultura y el Instituto de Investigación y Formación Agroalimentaria de Balears (IRFAP). El pasado mes de mayo dieron un nuevo paso al constituir una Federación de Asociaciones de Criadores de Abeja Negra Ibérica, cuyos objetivos pasan no solo por velar por su pureza genética o el fomento de la crianza sino también con la intención de poderla incluir dentro del catálogo oficial de razas de ganado del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para garantizar su preservación.

ESTUDIO GENÉTICO. El estudio de la reproducción y los genes de la abeja negra, forman parte de los cometidos que están llevando a cabo a nivel nacional. En los trabajos que el programa balear Dotze Reines lleva a cabo de una manera sistemática, se incluye la comprobación genética de la pertenencia a la subespecie autóctona mediante el apoyo de una empresa danesa, así como un trabajo de campo por parte de los apicultores de todas las Islas en la recogida de datos, que posteriormente analizan en un instituto alemán especializado.

«En el estudio genético y morfométrico de la abeja balear que se llevó a cabo en 2021, salió un resultado no esperado. Parece que la abeja balear, constituye en sí misma lo que se denomina un ecotipo, que la diferencia en sus rasgos morfológicos del conjunto de la abeja de la península. En Balears existe la impresión por parte de los apicultores que nuestra abeja resiste mejor al ácaro parasitario varroa, el principal problema de la apicultura. Esto, de confirmarse, podría estar en relación a la existencia de ese ecotipo», explica Pablo Espejo, miembro de la Junta Directiva de Dotze Reines. «En Aragón, por ejemplo, un grupo de investigadores de la Universidad de Zaragoza está trabajando también para mejorar la reproducción de la abeja negra de su comunidad», detalla.

MENORCA. En el estudio genético de 2021 realizado con unas 140 muestras recogidas en las cuatro islas, se evidenció que la abeja de Menorca mantenía un grado de pureza notable, mayor incluso que en las otras islas, estando muy cerca de la abeja ancestral que las colonizó. En este sentido, Menorca es un sitio muy especial para la práctica de la apicultura. El clima mediterráneo, la insularidad o las especies vegetales que florecen son algunos de los elementos que hacen que en la Isla se pueda producir una miel diferente a otras partes del mundo. Sin embargo, esto no significa que todo sea idílico, ya que los parásitos y productos químicos presentes en el ecosistema y especialmente, la amenaza del cambio climático, está afectando cada vez más a las explotaciones, cuya imposibilidad de trashumar, también aumenta los riesgos de explotación porque no hay alternativa posible para poder salvar las colectas.

Otro de los retos que tienen actualmente los apicultores menorquines es la intromisión de abejas foráneas que no están adaptadas a las condiciones climáticas de la isla pero que se importan para poner en marcha nuevas colmenas. «Las abejas del norte de Europa, están acostumbradas a pasar tres o cuatro meses encerradas durante el invierno, mientras que en Balears, el ciclo de cría dura todo el año, y sólo hacen un parón en verano. Muchos extranjeros que aterrizan con la ilusión de producir miel, importan especies que provienen de Francia o de Italia y que acaban muriendo porque aquí la sequedad es muy alta pero que nos generan un problema sobrevenido de hibridación con las abejas de aquí», explica el presidente de los apicultores menorquines, Kike Andreu.

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