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Teoría del empujón

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La Agencia Tributaria (AEAT) acaba de publicar un informe con los principales resultados de sus actuaciones llevadas a cabo durante el ejercicio 2023. Según las conclusiones contenidas en el mismo, se han incrementado considerablemente los avisos a contribuyentes, a través de los datos fiscales, para comunicarles su consideración de presuntos arrendadores de bienes inmuebles.

De esta manera, explica el documento, dicha técnica preventiva ha supuesto, en los últimos 8 años, la incorporación de más de 1,3 millones de declaraciones que incluyen rendimientos de capital inmobiliario y un ensanchamiento de bases imponibles por importe de 8.500 millones de euros, lo que ha traído consigo una mayor recaudación asociada a estas campañas en cuantía superior a los 1.000 millones de euros.

Este sistema de avisos por parte de la Administración Tributaria está directamente vinculado con la denominada «teoría del empujón» (’nudge theory’) formulada en 2008 por el economista norteamericano Richard H. Thaler, a quien este postulado le valió el Premio Nobel de Economía en 2017 por su contribución a la economía conductual.

La tesis de Thaler, cuyo objetivo primigenio era diseñar acciones para motivar a la población al cumplimiento voluntario de sus obligaciones tributarias, se basa en una premisa simple: ante dos opciones, las personas suelen escoger la que les resulta más cómoda en lugar de la más adecuada.

En este sentido, el profesor sostiene que la racionalidad humana es más limitada de lo que tendemos a pensar y que nuestras decisiones dependen de variables psicológicas que las desvían de un comportamiento económico racional. Esto explicaría, a su juicio, que los individuos lleguen a tomar «decisiones absurdas» que no habrían adoptado si hubieran dispuesto de toda la información.

A partir de lo anterior, Thaler plantea que, en la medida en que los contribuyentes no siempre decidimos en la dirección correcta, existiría la posibilidad de que desde la Administración se nos den «empujoncitos» (’nudges’) para ser reconducidos a la trayectoria apropiada.

Y parece que esta formulación ya ha sido llevada a la práctica. Así, el aludido informe señala que la AEAT «viene utilizando la información recibida (…) para el fomento del cumplimiento voluntario mediante el instrumento del ‘aviso’». En esta misma línea, el Plan de Control Tributario contempla la intensificación del uso de «técnicas ‘nudge’ dirigidas a alentar y fomentar un comportamiento fiscal correcto» por parte de los contribuyentes, «favoreciendo que sean sus propias decisiones voluntarias (…) las que determinen la mejora del cumplimiento fiscal».

Con todo, no resulta difícil colegir que esta acreditada teoría podría encerrar algunas cuestiones todavía sin resolver. Entre ellas, (i) quién define lo que es un comportamiento adecuado y (ii) hasta qué punto es voluntaria la conducta inducida por el «empujón».

Quizá por ello, y en una muestra más de su afinado sentido del humor, el profesor Thaler, al enterarse de la concesión del Nobel, declaró que dedicaría el dinero del premio a gastarlo «tan irracionalmente como fuera posible».

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