Alberto Escarrer Puerto se ha graduado Magna Cum Laude en la Wharton School de la prestigiosa y selecta Universidad de Pennsylvania. Ha estudiado Economía con una mención de honor en Matemáticas en una de las ocho universidades que forman la Ivy League (Brown, Columbia, Cornell, Dartmouth, Harvard, Pensilvania, Princeton y Yale). La excelencia académica y el difícil acceso forman parte del ADN de una Universidad en la que también estudiaron Donald Trump y Elon Musk, aunque Escarrer no duda en mostrar sus preferencias por el inversionista Warren Buffett, que también se formó en la Wharton School. Está orgulloso de su formación, de su paso por el Queen’s College, con el sistema de estudio británico, que asegura que le preparó perfectamente para iniciar su etapa universitaria. Escarrer ha centrado su vida en los últimos cuatro años en el estudio, aunque también hay tiempo para el ocio. Jugar al fútbol, de delantero goleador, el tenis y el mar son sus pasiones, aunque navegar en Pennsylvania... Hijo de Gabriel Escarrer, CEO y presidente de Meliá Hotels International, que también se graduó en Wharton, Alberto ha orientado su futuro profesional hacia la banca de inversión.
¿Por qué te decidiste por Wharton?
Desde muy joven he estado interesado en el mundo de las inversiones. Quería entrar en la que consideraba como la mejor universidad para estudiar Economía y, además, mi padre también estudió allí.
Y conseguiste graduarte Magna Cum Laude...
Han sido cuatro años centrados en los estudios. Hace falta mucha disciplina y estudio. La perseverancia es muy importante. En Wharton entramos unos 500 alumnos y solo obtuvimos Magna Cum Laude entre un 6 y un 10% de ellos. Creo que estoy preparado para afrontar mi vida profesional.
Es muy complicado acceder a una universidad como Wharton.
En general, este tipo de universidades son muy competitivas con tasas de aceptación de menos del 5% de los estudiantes que intentan el acceso. El proceso es muy complicado, con varias entrevistas personales. Has de aplicar un año antes de que empiece el curso académico. Antes, es imprescindible realizar el SAT, una especie de selectividad, que funciona sobre un máximo de 1.600 puntos. Fue un proceso duro. Durante la pandemia, cada día, sin excepciones, estudiaba y hacía exámenes de años anteriores. Creo que esta disciplina fue la clave para hacer un muy buen examen. Cuando vi que estaba más o menos preparado me presenté a la Rafa Nadal Academy en Manacor e hice el SAT. No hay nota de corte, pero para poder entrar en una universidad de la Ivy League necesitas conseguir más de 1.500 puntos.
¿El dinero es el principal corte para entrar en la Universidad?
No. De ninguna manera. El principal corte de entrada a la universidad es la excelencia académica. Es cierto que estudiar en Wharton es caro. En Estados Unidos, el funcionamiento de las becas es muy diferente al sistema implantado en España. En cualquier universidad de la Ivy League miran tu aplicación, tu solicitud de ingreso, sin saber si necesitas una beca. Una vez aceptado en una universidad de la Ivy League con el único aval de tus méritos académicos, te piden si necesitas una beca para poder estudiar.
¿Por qué recomendarías estudiar en Wharton?
Siempre digo que, además de tener unos profesores que son una eminencia en su parcela de conocimiento, el aprendizaje es constante, también fuera de las aulas... en comedores, en el gimnasio, en el día a día... El aprendizaje está presente también en los momentos de ocio, en tertulias y debates con los compañeros que se viven con pasión, tanto en economía como en otros estudios. Esto es, precisamente, lo que distingue a las universidades de la Ivy League. Personalmente, animaría a los mallorquines a aplicar a una de estas universidades. Vale la pena.
Tus prácticas han sido hasta ahora en tres empresas muy diferentes. ¿Hacia dónde se orienta tu carrera profesional?
El año pasado trabajé en un banco de inversión, Nomura, en Wall Street. Fue una experiencia muy interesante y pude aprender muchísimo. En los veranos anteriores estuve realizando diferentes prácticas en sectores diversos.
¿Dónde?
El primer verano estuve en Azvalor Asset Management, el fondo de un gran inversor como es Álvaro Guzmán. Aprendí muchísimo. El segundo verano estuve haciendo prácticas en la empresa familiar que todos los primos tenemos que hacer. Y también en Blackstone.
¿Y ahora?
Mis planes son empezar a trabajar en enero en un gran destino financiero como Londres o Nueva York, en Banca de Inversión, aunque a medio plazo, como mi gran ídolo Buffett, me gustaría estar ligado a un fondo de inversión.
¿Cuál será tu trabajo?
Aconsejar a empresas en cuánto a adquisiciones y fusiones.