El juez instructor del caso Palma Arena, José Castro, considera en el auto que dictó ayer martes para decretar prisión bajo fianza de tres millones de euros contra el ex presidente del Govern, Jaume Matas, que durante la declaración que el imputado efectuó durante más de quince horas dentro de este procedimiento "queda claro que ha venido a burlarse de los simples mortales", a tenor de las justificaciones que ofreció de los hechos que se le atribuyen.
En la resolución, a la que tuvo acceso Europa Press, el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Palma recriminó los argumentos empleados por el ex ministro para defenderse de las acusaciones que pesan sobre él en relación con el sobrecoste en la construcción del velódromo palmesano y con su presunto enriquecimiento ilícito, y en este sentido llega a preguntarse en el escrito "cómo es posible que una declaración con un escueto contenido durara más de 16 horas".
"La respuesta es clara", afirma de forma contundente el magistrado en la exposición de sus fundamentos jurídicos, lamentando que "se invirtió más en formular las preguntas que en el desarrollo de las respuestas, que en su generalidad brillaron por su ausencia".
Especialmente crítico se mostró Castro con las explicaciones ofrecidas sobre un piso del barrio de Salamanca de Madrid para la adquisición del cual, según las investigaciones, Matas se sirvió de su presunto testaferro Bartomeu Reus. "Lo que cabía esperar es que Matas, aunque estuviera amparado por la presunción de inocencia, ofreciera explicaciones que pudiera desvirtuar los abrumadores elementos de cargo que pesan sobre él", manifiesta el juez.
Sin embargo, afirma que "reina el absurdo" cuando Matas recuerda que, tras abonar 100.000 euros en arras para la compra del inmueble, cedió en 2003 las escrituras a Reus a razón de una "insuficiencia económica" al resultar elegido presidente del Govern "contra todo pronóstico" y "desbaratarse sus proyectos de apartarse de la política para dedicarse a la empresa privada, en la que ya tenía asegurado un lucrativo futuro para poder pagar el piso".
"De ser así no se comprende por qué no demoró la reserva de su piso hasta que se clarificara su futuro político", espetó el magistrado en el auto. En la resolución, Castro tilda además de "kafkianas" las explicaciones aportadas por Matas cuando recordó las reuniones mantenidas con Reus "para que éste se hiciera cargo del piso a espaldas de su mujer y el simultáneo arrendamiento a Matas".
Es más, el juez asevera que las argumentaciones ofrecidas sobre la devolución de las arras "no tiene desperdicio". "Reus dice que se las devolvió a Matas de una sola vez", el cuñado del ex presidente, Fernando Areal, "dice que Reus se las dio a él y luego éste a su hermana, Maite Areal" y, finalmente, "Matas dice que Reus se las dio a él, aunque no recuerda si en dos veces", se explaya Castro en un duro alegato contra las contradicciones entre los tres imputados.
Sin embargo, las numerosas valoraciones del instructor introducidas en su auto no finalizan ahí. Y es que en referencia a las explicaciones de Reus, quien aseveró que la mujer de Matas, Maite Areal, "estaba tan apenada por no haber podido llegar a ser propietaria del piso de Madrid que quienes la rodeaban la consolaban facilitándole que actuara como si lo fuera, pretendiendo justificar que como tal la tuvieran vecinos y porteros", Castro subraya que se trata de "una burla a este Juzgado y a los ciudadanos".
"No hacen falta derroches imaginativos"
"No se entiende cómo se le ha ocurrido a alguien argumentar de esa manera", enfatiza el juez con vehemencia. "Seguridad absoluta el piso es de la familia Matas-Areal y con los antecedentes que se tienen no hace falta derroches imaginativos para saber por qué lo ocultaron", añade.
Por otro lado, y por lo que afecta a la relación de Matas con la entidad madrileña Estudios Jurídicos y Procesales, el juez lamenta que el ex presidente "restase toda importancia al encargo personal" que hizo a este bufete relativo a un estudio sobre los límites de los poderes públicos en campañas institucionales, "lo que en buena lógica ya debería entrar en el cuestionario de acceso a presidente", se despacha Castro en el extenso auto.
Ya en relación a las adjudicaciones y contratos presuntamente irregulares durante la construcción del Palma Arena, el juez recuerda cómo Matas se desenvolvió para eludir responsabilidades sobre la contratación 'a dedo' de los arquitectos Jaime y Luis García-Ruíz, que acabaron percibiendo unos honorarios de 8,5 millones de euros.
"Poco tiempo para controlar el gasto público"
Asimismo, el instructor recuerda que cuando se le preguntó al encausado si asistió a la boda del hijo de uno de los arquitectos, respondió que "al cabo del año va a muchísimas bodas por razón de su cargo", recuerda el juez en el auto de prisión, lo que llevó al magistrado a razonar que "quizá sea por ello que le queda poco tiempo para controlar el gasto público".
Finalmente, Castro lanzó una reflexión sobre cómo Matas hizo servir "con mucha frecuencia la expresión, rayana en su divinidad, de 'hágase' para aludir a la manifestación de su voluntad política". "Se limitaba a manifestar que nada tenía que decir, haciendo uso sin duda de un derecho que agotó, o contestando que su cargo no le permitía entrar en menudencias de las que responsabilizaba a los mandos inferiores aunque sin atreverse a pronunciar sus nombres, sin duda por temor a la reacción de éstos", concluye.