El conseller de Educación y Cultura, Bartomeu Llinàs, ha admitido que la celebración este jueves de elecciones sindicales en la enseñanza pública, que van a provocar la suspensión de las clases durante seis horas, genera un "problema" a las familias, y en este sentido, se ha comprometido a modificar este sistema en la próxima legislatura, para hacer compatible el derecho de los profesores a votar con el de los alumnos a recibir clase.
Tras el revuelo levantado por las familias de los alumnos, que consideran inadmisible que se paralicen las clases para que los docentes puedan ir a votar, Llinàs ha manifestado, en los pasillos del Parlament, que el problema radica en que la normativa que regula las elecciones sindicales obliga a que se celebren en horario lectivo y, para que los profesores puedan votar, estos cuentan con un plazo de dos horas, ya que algunos se tienen que trasladar a otros centros, ha precisado.
El otro escollo es que, al ser unas elecciones que afectan a todos los docentes de centros públicos de enseñanza no universitaria, estos tienen horarios diversos, por lo que el periodo de tiempo para votar se acaba extendiendo de las doce de la mañana a seis de la tarde.
En este sentido, Llinàs ha reconocido que la suspensión de clases durante seis horas supone un problema para las familias, y que, por esta razón, se tendrán que "mejorar" los turnos de votación y la atención al alumnado para las próximas elecciones, puesto que, a dos días de su celebración, no se pueden hacer este tipo de modificaciones, ha apuntado.
Asimismo, ha aseverado que éstas son las terceras elecciones sindicales que se celebran en base al mismo decreto, pero ha admitido que éste es "mejorable", y que, en la próxima legislatura la Conselleria de Educación tratará de modificarlo con el fin de compaginar el derecho a votar de los profesores y el de las familias para que sus hijos sean atendidos en los colegios o institutos.