El hotel de s'Arenal, cuyo forjado se derrumbó este lunes y acabó con la vida de dos operarios, sólo tenía licencia para construir el subterráneo; la autorización para levantar las plantas aún no había sido concedida.
La Gerencia de Urbanismo está trabajando para paralizar «las obras hasta que no tengan los permisos correspondientes».
Noguera ha insistido en que el proceso debe seguir por la vía judicial.
La obra, que se había comenzado hace un mes, podría haber obtenido la autorización correspondiente en unos 15 días, ha señalado el gerente de Urbanismo del Ajuntament de Palma, Joan Riera.
Ha detallado que el engorro administrativo se ha producido cuando el promotor, que tenía previsto hacer una reforma de planta baja más cuatro alturas modificó el proyecto para incrementar dos plantas más, como lo permite la ley turística y el aprobado Plan de Reconversión Integral (PRI) de la Platja de Palma, lo que retrasó el asunto.
«Como ayuntamiento, después de la revisión de la licencia, debemos actuar porque somos garantes de que la gente cumpla con la legalidad», ha incidido el regidor.
Ha enfatizado en que se diferencie el proceso administrativo relativo a las licencias municipales con el que se debe seguir el suceso por la vía judicial debido a la «desgracia» ocurrida.
«Las prisas no son buenas», ha apuntado el teniente de alcalde como reflexión sobre este caso, ya que los constructores se adelantaron a la tramitación, que estaba bastante avanzadas, y empezaron a construir.
«Es evidente que las obras se han avanzado más de lo permitido por el Ajuntament. Imaginamos que por las prisas en terminar y poder abrir el hotel en el inicio de la próxima temporada turística. Aun así, hay que remarcar que esta irregularidad en la tramitación de la licencia no tiene una relación directa con las causas del accidente, al menos hasta que lo dictamine un juez y las investigaciones pertinentes», ha destacado Noguera.
Riera ha explicado que se habían presentado por separado la licencia del subterráneo, ya autorizada, y la de la obras para levantar las plantas, que no se podían empezar a construir porque el proyecto de ejecución no estaba aprobado.
Noguera y Riera han destacado que la constructora sí tenía el plan de seguridad aprobado ya que el proyecto había sido autorizado por el colegio de arquitectos, por lo que han insistido en separar el tema administrativo de «la desgracia».
Noguera ha cuestionado que en el cartel informativo de la obras y el número de licencia no se correspondía con la autorización del Ajuntament.
El regidor y el gerente de Urbanismo han señalado que actuará con «diligencia» para que las obras puedan avanzar en cuanto se cuenten con todos los permisos necesarios.