Iñaki Urdangarin ha negado durante su declaración en el jucio por el caso Nóos que la adjudicación al instituto por un total de 300.000 euros de la gestión del proyecto de la oficina del equipo ciclista Banesto fuera «un peaje, una comisión de ningún tipo» sino que se buscaba «controlar perfectamente las cosas». «Nunca he sido un comisionista de nada», ha añadido.
El interrogatorio a Urdangarin por el caso Nóos que investiga el supuesto desvío de cerca de 6,2 millones de euros ha dado comienzo este viernes a las 13.06 horas después de que haya acabado el de su exsocio, Diego Torres, el cual se ha prolongado durante cuatro jornadas.
El del exduque de Palma seguirá el orden establecido del resto de interrogatorios. Empieza el Ministerio Fiscal, sigue la Abogacía del Estado y la de la Balears; tras esto, seguirá Manos Limpias, el PSOE de València, la Generalitat Valenciana y, después las defensas.
Respecto al proyecto del equipo ciclista, Urdangarin ha negado que tras el partido de pádel celebrado en Marivent, le pidiera al expresidente del Govern, Jaume Matas, que le asignase la oficina de este proyecto. Preguntado por lo qué ganaba Nóos con este asunto, ha dicho que la gestión del proyecto se hiciese «muy bien» y, por lo tanto, «sería una inversión muy importante» para la Consultoría.
Según ha dicho, Juan Pablo Molinero era la «persona ideal» para la realización de este proyecto.
Iñaki Urdangarin ha reconocido ante el tribunal que le juzga que la empresa Aizoon que tenía a medias con su mujer, la infanta Cristina, contrató a trabajadores que él nunca conoció, unas contrataciones que ha achacado al cuñado de su socio, Miguel Tejeiro, quien las hacía por asuntos fiscales.
Durante el interrogatorio del fiscal Pedro Horrach, el exduque de Palma ha explicado que se ha enterado a raíz de las investigaciones judiciales del caso Nóos de la existencia de esos trabajadores, algo que le ha «sorprendido».
«Yo me dedicaba a lo que me dedicaba y tenía unos asesores y me he dado cuenta luego de que estos empleados no estaban con nosotros», ha dicho, y ha añadido que supone que Miguel Tejeiro los contrataba «para llegar a unos baremos fiscales» y que se les pagaban sus nóminas.
Urdangarin ha mantenido así la versión de su socio de que Miguel Tejeiro, a quien Manos Limpias le levantó la acusación, era su «asesor» en temas fiscales, algo de lo que él no se encargaba.
Él, ha dicho, elegía y supervisaba a los trabajadores de Aizoon que «realmente se dedicaban a los proyectos», pero no conocía a los otros.
El fiscal le ha enseñado entonces algunos nombres de personas empleadas por la empresa que Urdangarin ha reconocido no saber quién son. «He descubierto durante este procedimiento otros que realmente no he conocido, no se quiénes eran», ha incidido.
Horrach también le ha preguntado por empleados «ficticios» en Nóos Consultoría, una empresa que tuvo a medias con Torres. No ha sabido responder si realmente existían y se ha limitado a decir que «no debería ser» que contratara a este tipo de trabajadores.
El fiscal le ha inquirido sobre la cantidad de empresas que había en la sede social del Instituto Nóos, a lo que ha respondido que no sabía cuántas exactamente.
«No lo sé, muchísimas, supongo, cada persona experta en su materia que iba a aportar algo al Instituto Nóos supongo que vendría a las instalaciones del Instituto Nóos a trabajar «, ha respondido.
Urdangarin no entiende de facturas
Urdangarin ha asegurado que su exsocio Diego Torres y él eran «dos personas con aproximaciones diferentes al Instituto Nóos, pero compatibles a la hora del trabajo».
Al ser preguntado por diferentes facturas, ha hecho hincapié en que sus funciones no eran «los temas de facturación o contabilidad».
«De estos temas no entiendo», ha respondido Iñaki Urdangarin cuando el fiscal Pedro Horrach ha comenzado a preguntarle por facturas que sus empresas Aizoon y Nóos Consultoría cargó al Instituto Nóos, asociación sin ánimo de lucro que obtuvo contratos por 6 millones de euros con administraciones públicas.
Al inicio de su declaración en el juicio, en el que se enfrenta a penas de entre 19,5 y 26,5 años de prisión, el marido de la infanta Cristina ha repetido en varias ocasiones que «no estaba en temas de facturación o contabilidad».
«Mi parte es clara y evidente por mi trayectoria que es más el mundo del deporte y la relación con las personas», ha explicado Urdangarin para insistir en que era ajeno a las tareas de gestión del Instituto Nóos.