Eran residentes y turistas. Mallorquines y extranjeros. Y su único punto en común fue que aquel fatídico martes 9 de octubre la riada de Sant Llorenç truncó sus vidas para siempre. Son los trece nombres (doce fallecidos y un desaparecido) de la peor catástrofe que recuerda Mallorca.
Bernat Estelrich Santandreu
La primera víctima que se cobró la riada
Llorencí de toda la vida, a Bernat Estelrich Santandreu la riada le sorprendió el martes en su casa de la calle Ordines, casi el epicentro del desastre. El anciano, de 83 años, estaba soltero y vivía solo. Era muy activo y cada día salía a pasear. Su cadáver fue el primero que la Guardia Civil descubrió esa noche de horror.
Rafel Gili, de 71 años, fue alcalde de Artà. La tarde noche del desastre estaba en su casa de la carretera de Canyamel junto a su mujer y un ciudadano polaco cuando la pared del garaje se vino abajo por la ‘torrentada'. Era muy querido en Artà, donde su fallecimiento ha causado una honda conmoción.
Joana Ballester Femenías
Su hijo la encontró muerta en la cama
Joana Ballester Femenías, de 89 años, encontró la muerte en su casa de la carretera de Son Servera, en Sant Llorenç. Vivía sola y para caminar su ayudaba de un caminador o de un bastón. La noche de la tragedia su hijo Miquel entró como pudo, con el agua por la cintura, en la casa, acompañado de la Guardia Civil. La anciana yacía en la cama.
Esa tarde, Biel Mesquida Salas, de 56 años, regresaba en furgoneta a su casa, en la zona de Son Vives, en Sant Llorenç. El desbordamiento del torrente bloqueó su furgoneta muy cerca de su vivienda, pero nunca llegó a entrar. Sus allegados difundieron su fotografías en las redes porque estaba desaparecido y poco después apareció su cadáver.
De 77 años y nacionalidad escocesa, Anthony Green viajó a Mallorca para encontrar la muerte al poco de aterrizar. Habían tomado un taxi en Son Sant Joan junto a su mujer, y se dirigían a su hotel de Cala Bona. Cerca de s'Illot la marea acabó con su vida. Era un hombre de movilidad reducida, como su esposa también fallecida, y no en vano habían alquilado un taxi adaptado para el trayecto. El chófer murió con ellos. Una de las pasiones de Anthony, en Escocia, era cuidar su jardín. Antes, fue director de un colegio y regentó un pub. En Mallorca tenían previsto reunirse con su hijo. El encuentro nunca se produjo.
Delia Green, de 75 años, apenas podía caminar, por lo que los equipos de emergencia piensan que no tuvo ninguna posibilidad de salvarse en cuanto la crecida del torrente se llevó el taxi en el que viajaba. Tenía tres hijos y varios nietos y sus vecinos en Moffat recuerdan que estaba muy ilusionada con su viaje a Mallorca. «Iba a salir de su rutina diaria y eso le causaba mucha emoción», apuntan.
Conocido por sus amigos como ‘Moncho', Juan Grande Sillero, de 62 años, era el taxista que recogió al matrimonio de turistas escoceses y los llevaba a su hotel cuando fueron sorprendidos por la ola. ‘Moncho', natural de Fuentes de Cesna, en Granada, residía en Cala Millor, donde era muy conocido. Sus compañeros contaron que pilotaba un Mercedes Vito adaptado a minusválidos, de reciente matriculación. Los investigadores creen que pudo quedar atrapado por el agua cuando intentaba auxiliar a sus dos pasajeros, de movilidad reducida.
Mike Kircher, alemán de 61 años, residía con su esposa en Mallorca. El martes fatídico ambos circulaban a bordo de su Ford Focus entre Capdepera y Artà, en un punto alejado del torrente de Sant Llorenç. Fue consciente de que la cosa se estaba poniendo realmente fea porque contactó por teléfono con una amiga, pero poco después se cortó la comunicación. Su cadáver fue hallado días después.
De 63 años de edad, la alemana Petra Kircher tampoco pudo escapar a la devastadora riada. Tras una intensa búsqueda, la Guardia Civil y los militares de la UME, apoyados por bomberos, localizaron primero su Ford Focus y, poco después, su cuerpo sin vida. Su marido yacía inerte en otro punto, arrastrado también por el agua.
Andreas Körlin, alemán de 57 años, era periodista del diario Neue Presse y había conseguido uno de sus sueños: comprar una casa en Mallorca, donde pasaba largas temporadas. La tarde del martes se subió a su Skoda Yeti y se dirigió al aeropuerto, para recoger a un amigo que llegaba. Nunca llegó a su destino.
La anciana holandesa arrastrada por el agua
La anciana holandesa de 80 años fue la víctima número diez de la tragedia. De Tine Noig Orotella han trascendido pocos datos y es, con diferencia, la víctima más anónima de la riada.
La madre coraje que consiguió salvar a su hija
La farmacéutica de Manacor demostró que era una auténtica madre coraje. Joana Lliteras Planas, de unos 40 años, era hija del conocido ‘metge Lliteras' y de la famacéutica Margalida Planas. Esa tarde su Hyndai fue arrastrado por la crecida del agua, pero ella tuvo tiempo de sacar a su hija Úrsula del coche. Luego, intentó ayudar a Artur, su otro hijo, pero el torrente se la llevó con el pequeño.
Artur
El pequeño Artur, de cinco años, se llevaba once meses de diferencia con Úrsula, su hermana. Es el único desaparecido por la gran riada, pero las esperanzas de hallarlo con vida son casi nulas. Su mochila apareció ayer en aguas de Cala Morlanda.