El empleo turístico creció en abril en toda España, pero en ninguna comunidad autónoma ni medianamente parecido a como lo hizo en Balears. El Archipiélago registró el mes pasado 125.279 afiliados a la Seguridad Social correspondientes a actividades vinculadas con el sector turístico, lo que constituye un crecimiento del 125 % respecto a abril del pasado año. El crecimiento con respecto a 2021, un año en que la pandemia seguía marcando los tiempos de la reactivación económica, es evidente y con mucho la punta de lanza del renacimiento del sector a nivel estatal. La subida balear quintuplica la media nacional, de un incremento del 25,8 % (22,3 % si sumamos a la hostelería y a la operación turística otras actividades profesionales ligadas al sector) y casi cuadruplica el de la segunda comunidad con mayor proyección, Andalucía, con una subida del 33,6 %.
Pero lo más relevante es la progresión que se está registrando en comparación con la época previa al coronavirus. El sector turístico balear contó en abril con 1.352 trabajadores más que en 2019 (123.927), lo que certifica la recuperación una vez prácticamente superada la crisis sanitaria de los últimos años. Se trata de un crecimiento del 1 % pero crecimiento al fin y al cabo en comparación con unos años en los que las cifras turísticas tocaron techo en las Islas. Y es una subida totalmente sustentada en el segmento de afiliación correspondiente a los asalariados, ya que la cifra de autónomos fue unas decenas más baja (13.487 en 2022 por 13.533 en 2019).
Este incremento de la afiliación cohabita con las quejas de las patronales acerca de los problemas que aseguran estar teniendo para encontrar personal cualificado y/o con experiencia, especialmente (pero no exclusivamente: se quejan todos los sectores) en el sector turístico. Pese a que en el mes de abril Balears mantenía a cerca de 40.000 parados, parece que ello no es suficiente para satisfacer las necesidades de trabajo de un lado y de mano de obra del otro. Por otro lado, gran parte de la oferta laboral se está cubriendo con mano de obra de nacionalidad extranjera: prácticamente uno de cada cinco trabajadores en abril –101.793 de 518.282– era de otro país, empezando por italianos, marroquíes y alemanes.
José Luis García, secretario general de CCOO en Balears, opina que las dificultades para encontrar trabajadores en un sector que, cifras sobre la mesa, bate récords en afiliación pero sigue necesitando más, se explican a través de «un modelo perverso que conjuga estacionalidad y precio de la vivienda». Para García, «trabajadores disponibles hay, aunque a lo mejor no con la experiencia que se está demandando». En ese sentido, el éxodo de la mano de obra de temporada a otras regiones ha sido acelerado por el parón que motivó la pandemia. «Los eventuales que venían a hacer la temporada son los primeros que expulsamos».
Punto de vista
¿Y esto es bueno o es malo? Vienen muchos turistas, por lo tanto necesitamos muchos trabajadores. Trabajadores que acuden desde todos los países del mundo. Atraídos como abejas a la miel. Y cuando llegan aquí, muchos de ellos sin contrato, sin trabajo, sin permisos de trabajo, sin NIE, sin nada, aquí se quedan. Sin alojamiento, con una mano delante y otra detrás. Eso sí. Vienen con la lección bien aprendida. Saben que han de conseguir empadronarse, donde sea, como sea. Antes, si no recuerdo mal, debían de tener un contrato de alquiler de mínimo seis meses. Ahora puede ser de seis días. Empadronados todos. Y venga, a disfrutar de todos los beneficios que ello conlleva. Y así nos va. ¿Hasta cuando podremos aguantar estás situaciones? Nuestros impuestos, que nos sangran, dan para lo que dan. No hay vivienda, la sanidad saturada, los colegios, las carreteras también. Basta ya!!! Menos turistas, de más poder adquisitivo y menos trabajadores. Que al fin y al cabo muchos turistas de los que vienen solo llenan los bolsillos de los hoteleros. No solo no gastan nada, sino que nos cuestan dinero. Hemos llegado a un punto que somos el estercolero de Europa. No sabemos vender la maravilla de isla que tenemos. Es un paraíso. El que quiera disfrutar de estar aquí que lo pague. Que pague lo que vale. Y sino que no venga.