La pandemia motivó la mayor movilización de fondos europeos de la historia. Miquel Company i Pons (Maó, 1985) se puso al frente de una Conselleria creada exprofeso a media legislatura para repartir el maná en las Islas. La burocracia es farragosa, lo admite, pero prefiere un trayecto lento y sobre seguro.
¿Está satisfecho con la gestión hasta ahora de los fondos europeos?
—Sí, aunque evidentemente siempre hay cosas mejorables. Soy plenamente consciente de las dificultades que pasan las empresas y de sus demandas. Se creó una Conselleria específica y eso ya demuestra la importancia que le damos. Entiendo que las expectativas son muy altas, pero no puede hacerse todo en un día. Tampoco es un mecanismo que podamos diseñar a nuestro antojo porque depende de Europa y del Gobierno del Estado.
A modo de resumen...
—Aprobamos el plan estratégico de inversiones en octubre de 2021 y ya hemos iniciado más del 60 % de proyectos. Preveíamos recibir 1.500 millones de euros para todo el periodo y ahora ya estamos casi en esa cifra, por lo que acabará siendo más alta. Y de los fondos recibidos un 41 % ya están movilizado.
Se ha hablado mucho de proyectos del sector público, pero poco de los del sector privado.
—Es cierto que hasta ahora los mecanismos de financiación que nos han llegado a las comunidades eran sobre todo para proyectos públicos, pero hay que decir que solo aquellos que tengan proyectos preparados para ser financiados con fondos europeos tendrán éxito. Muchos proyectos públicos presentados ya estaban redactados y los fondos han permitido acelerarlos. Yo les digo a las empresas que preparen proyectos y no power points, porque cuando salga la convocatoria tal vez tengan poco tiempo para presentarlo. En eso el sector público ya tenía mucho trabajo avanzado, aunque muchas empresas también: más de mil empresas ya son beneficiarias por un valor de unos 25 millones de euros.
El ‘kit' digital sí ha sido una iniciativa muy aplaudida por las empresas. ¿Por qué esa y no otras?
—España tiene una deficiencia enorme en la inversión en nuevas tecnologías y el kit digital ha sido puesto a disposición de las empresas de manera sencilla y con inversiones estandarizadas. Eso se puede hacer si quieres mover la aguja de la digitalización de una manera amplia, pero hay otro tipo de inversiones que tienen unas casuísticas más concretas y para las que no vale la fórmula de café para todos.
Las empresas reclaman más convocatorias autonómicas en el segundo semestre.
—Y así será. Un 60 % de las convocatorias previstas irán dirigidas a empresas. Las que quieran apostar por la innovación, por la industria o por la eficiencia energética podrán hacerlo, ya está contemplado.
Gobiernos autonómicos han reconocido que la ejecución de proyectos está atascada por falta de funcionarios cualificados ¿Es el caso en Baleares?
—El sistema público de subvenciones no es fácil y la burocracia europea aún es más complicada porque es más garantista. Entiendo que haya quejas, pero con estos mimbres hemos de tejer. Falta de personal podrá haber siempre, pero aprobamos una ley específica para dotar la oficina de funcionarios de toda la comunidad y avanzamos mucho gracias a eso. Somos la comunidad líder en gestión de fondos europeos y de fondos FEDER, cuando antes éramos la última y teníamos que devolver el dinero.
Vamos, que no es como repartir el Gordo de Navidad.
—Lleva su proceso. Algunos creían que sería como el reparto del Gordo y se ha demostrado que es más complicado, pero es una gestión seria y rigurosa. Prefiero que sea complicado ahora que tener que lidiar a posteriori con las consecuencias de una gestión mal hecha.
Eficiencia energética. ¿La guerra de Ucrania va a provocar que se amplíe esa línea de ayuda específica?
—No sé si habrá ampliación. Estaba previsto antes de la guerra y del encarecimiento energético y ya era una línea prioritaria. Además, en otras líneas, como la del ámbito turístico, un porcentaje muy alto de la inversión debe ir destinado a sostenibilidad y eficiencia energética. Es posible que haya algún tipo de refuerzo en esa línea, pero es que en Balears la mayor parte de la financiación viene precisamente por ahí.
¿Necesita Baleares más inversión en promoción turística?
—Creo que se está trabajando bien y se han puesto factores de corrección para que el éxito turístico integre otras medidas tanto sociales como medioambientales, apoyadas por el sector privado y por otros destinos que tienen a Balears como referente. Si debe haber más o menos promoción turística no me compete a mí decirlo, pero creo que lo importante es que las inversiones globales se hagan siempre visualizando la estrategia que necesitan las Islas.
¿Preocupa que el frenazo económico que se avecina pueda perturbar la ejecución de proyectos?
—Los fondos europeos se diseñaron para una época de crisis dura. Si ahora viene una época de ralentización económica estos fondos servirán más que nunca para afrontarla. Están pensados para eso.
El último ranking de Shanghái colocaba la UIB en el puesto 28 de las universidades españolas. ¿Qué le falta para ser puntera?
—La UIB es joven en comparación a otras universidades y necesita de un trabajo conjunto para ser más conocida y tener mayor oferta. Estamos en camino de conseguirlo y de hecho ya doblamos la inversión de 2015. Hay que ampliar grados., como el de Ciencias Marinas –de justicia cuando Balears es puntera en investigación– o el grado de Ingeniería Informática en Menorca, que se pondrá en marcha en breve.