Preside desde 2018 el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Ayer habló de encuestas, pero no sólo de encuestas. También de su libro Pedro Sánchez. Había partido: de las primarias a la Moncloa, que presentó en la librería Quars. Antes había participado en una comida con tertulia organizada por el Ateneu dels Comuns, promovido por excargos del PSIB.
¿No corremos el riesgo de dar una imagen de Sánchez como un dios de la política, un superman u hombre providencial?
—Más bien lo contrario. Es cierto que es un personaje con unas características muy singulares, pero ha habido una campaña terrorífica contra él.
El propio Sánchez escribió un libro, ‘Manual de resistencia', que describe esa misma época...
—Cierto que es resistente pero ha tenido que lucharlo. Basta compararlo con el otro cambio de liderazgo [alude al de Casado por Feijóo en el PP], todo fue de la noche al día y quienes apoyaban a uno apoyaron al otro. En el PSOE hubo debate. Pasamos seis meses discutiendo y eso significa que el PSOE es un partido con estructura y por eso se mantiene desde hace 143 años. Fue Pedro Sánchez, pero también el resto de los afiliados.
¿Cuál es la próxima parada de Pedro Sánchez? ¿El Consejo de Europa, la Comisión Europea o algo así?
—Bueno, él está adquiriendo un prestigio internacional muy notable. Es uno de los líderes españoles con más trayectoria europea y tiene la ventaja de que se ha preparado mucho, concienzudamente, domina varios idiomas... y acabamos de ver su protagonismo en la Asamblea de las Naciones Unidas. Y seguro que, en algún momento, desde instancias internacionales intentarán atraerle para que se dedique a cosas.
Creo que fue Alfonso Guerra quien dijo que la Transición y lo que pasó en España estaba escrito en la pizarra de Suresnes. ¿Tiene Sánchez una pizarra?
—No, no. Las sociedades actuales son muy complejas, muy diversas, todo es muy volátil y hay que combinar el elemento estratégico con el día a día. Estamos viendo que, de un día a otro, las cosas varían en el mundo. Ahora, Putin amenaza con armas nucleares; es otra novedad, un elemento de incertidumbre. Hay muchos cambios, que son acelerados y nadie puede tener escrito lo que pasará.
Usted trató con los dos, con Alfonso Guerra y Felipe González. ¿Sánchez es más Guerra o más González?
—Tiene personalidad propia.
¿Queda ‘guerrismo' en el PSOE?
—Nunca hubo ‘guerrismo'.
¿Usted cree en las encuestas?
—Claro. Las encuestas sirven para lo que sirven.
¿Y para qué sirven?
—Sirven para hacer aproximaciones de lo que ocurre en la realidad y tienen el valor de la fecha en la que se hacen.
Desde que usted preside el CIS, es el ‘CIS de Tezanos' y se habla más de su relación pasada con el PSOE que de los resultados.
—Bueno, ha habido presidentes del CIS que han sido ministros, embajadores, miembros de la ejecutiva de otros partidos. Esto es un falacia que han montado algunos con cultura de perdedor. Objetar las encuestas porque no ganes es un poco absurdo.
¿Tienen valor las encuestas en estos tiempos de Twitter?
—Muy superior, sobre todo si se hacen bien. Lo importante es que se hagan con muestras aleatorias y que las personas entrevistadas sean elegidas al azar, y que sean personas evidentemente: que no sean paneles en internet y cosas de ese tipo.
¿El CIS hace encuestas sin dar los resultados?
—Desde que yo estoy, no.
¿Y sobre el futuro de la monarquía o las preferencias entre república o monarquía?
—No hemos hecho ninguna.
¿Por qué?
—En todos los barómetros hay 6 preguntas sobre temas que preocupan a los españoles. Hemos comprobado que la monarquía aparece citada sólo con un 0,4.
¿No habrá una encuesta del CIS sobre monarquía o república?
—No hace falta. También podíamos hacer una sobre la bandera o así. Pero es que no hace falta: no está en cuestión.