De los 6.562 médicos colegiados en este momento en Baleares, 4.772 nacieron en España mientras que 346 son originarios de la Unión Europea y otros 1.444 proceden de países extracomunitarios. Sumando estos dos últimos grupos se sabe que el 27,3 % de la plantilla que trabaja en las Islas procede de fuera del Estado, un porcentaje «elevado» pero «necesario», explica la doctora Rosa Robles, secretaria general del Col·legi Oficial de Metges de Balears (COMIB), donde se manejan estas cifras.
«Vienen de otros lugares y son bienvenidos porque ayudan a suplir el déficit», explica. En los últimos cuatro años, se han colegiado una media de 160 facultativos de otros países a trabajar a las Islas, la gran mayoría, de zonas extracomunitarias. Acuden a la llamada de un sistema deficitario que se encuentra en el pleno empleo en todo el Estado tras la llegada de la pandemia y que ofrece mejores condiciones que en su país de origen. Por contra, España forma a médicos que terminan por marcharse, en muchas ocasiones, al norte de Europa, por los mismos motivos.
En este contexto el Consejo de Ministros aprobó hace menos de un mes, un Real Decreto para actualizar los requisitos y procedimientos de las solicitudes de homologación y equivalencia de títulos extranjeros. «El Ministerio se ha comprometido a homologar la carrera en menos de seis meses y que la petición pueda empezarse online ya desde su país. Lo que tarda es el reconocimiento de la especialidad, que es más tedioso, pero no les impide trabajar aquí», explica la doctora Robles. «Pueden emplearse en el sistema público, aunque sea más cuestionado, porque es un momento de déficit y se acepta, pero se les pide que presenten la especialidad cuanto antes», añade.
Como se recordará, en su día el Sindicato Médico estimó en más de 200 los médicos que trabajan en la sanidad pública sin una especialidad homologada y, si bien no lo cuestionaron, sí propusieron que se informara al paciente, de esta condición, antes de entrar en las consultas.
El problema de Balears es el déficit «selectivo» que afecta a ciertos servicios sanitarios, como el de la Atención Primaria, y tener una población flotante que puede llegar a duplicar a la censada en algunos meses del año. «Si fuéramos el 1.224.000 de empadronados que indica el INE nos iría mejor pero entre la gente que viene de vacaciones y los desplazados, los números bailan», indica Robles.
Por otra parte, llama la atención que 104 de las 175 bajas producidas en 2022, es decir, en el 60 % de las solicitadas, fueron facultativos que pedían un traslado a otra comunidad mientras que otro 10 % dejaba el ejercicio médico. Un 13 % se marchó al extranjero y otro 12 % fueron defunciones, mientras que el resto se jubilaron. «El precio de la vivienda y el alto nivel de vida de las Islas hace que muchos cambien el destino. Es cierto, así nos lo dicen, el margen entre el coste de vida y el sueldo es más amplio en la Península».