«No nos quedemos con un patriotismo de símbolos y avancemos hacia el patriotismos de derechos y libertades que consagra la Constitución» ha dicho la presidenta del Govern en su discurso con motivo de la fiesta de la Carta Magna. Ha defendido el patriotismo constitucional, «el de los derechos y libertades», que ha permitido avanzar hacia un estado diverso y plural. «Esta España se parece más a su Constitución de lo que se parecía antes», ha dicho.
La presidenta ha defendido que debe respetarse la norma desde todos los frentes y ha denunciado el bloqueo partidista de la renovación de los órganos judiciales. «Baleares aprobó con una consenso amplísimo las leyes que nos permiten reencontrarnos con nuestra historia más oscura y hemos recuperado la memoria de las víctimas, como Aurora Picornell», ha señalado la presidenta, que además ha defendido el escudo social que da apoyo al 80 % de las familias.
La Constitución es un texto lleno de modernidad y de actualidad «que nos exige que se cumplan todos los acuerdos, sin excepción». La presidenta ha destacado el buen momento de la ocupación en Baleares con contratos estables y plena ocupación en las Islas, gracias a la reforma laboral, y ha señalado que la Carta Magna ha permitido que Baleares disponga de un régimen espacial, así como de ayudas específicas a las empresas durante la pandemia,
Ha destacado que el texto permite avanzar en colaboración con las instituciones para ayudar a los ciudadanos y obliga a actuar en materias como la vivienda, con respuestas específicas para los territorios insulares, y los desafíos ante el cambio climático. «La Constitución nos habla de un mañana respirable y sostenible, que también ha de ser igualitario», ha dicho la presidenta. Armengol ha apuntado que ello implica poner fin a lacras como el terrorismo machista y progresar hacia la diversidad y las libertades. Ha recordado que Balears aprobó leyes como la de Fosas «que no está permitiendo reconciliarnos con nuestra historia más oscura y cerrar las heridas que abrió la dictadura». Ha mencionado a Aurora Picornell, «símbolo del dolor sufrido y de la regeneración ética».