La presidenta del Govern, Francina Armengol, ha abierto la tarde de este martes la puerta a la reforma del Estatut d'Autonomia, de cuya entrada en vigor se cumplen 40 años este 1 de marzo. Ha sido en su intervención en el acto de entrega de las distinciones honoríficas, Medallas y Premis Ramon Llull, con que se conmemora el Dia de les Illes. Es el último antes de las elecciones autonómicas de mayo.
La presidenta, después de desatacar los méritos de las personas y entidades galardonadas, se ha referido a lo que había supuesto el Estatut d'Autonomía y ha dicho: «Todo eso me lleva a una reflexión, que pronto exigirá un debate generoso y plural que nos ha de permitir impulsar decisiones profundas y de largo alcance».
Según Armengol, «después de cuarenta años de avances, hemos de garantizar al menos cuarenta años más de justicia social, progreso y oportunidades para todos». Y concretó su fórmula: «Tenemos que revitalizar nuestro Estatut y asegurar que nuestros derechos y libertades, y el estado del bienestar que los garantiza, sean irreversibles y, nunca más, vuelvan a ser recortados, laminados o sacrificados».
Armengol ha afirmado que la sociedad reclamaba hace cuatro décadas autonomía y que ésta se aprovechado. Y que «hemos hecho valer cada reivindicación ganada para progresar como colectivo mejorando cada competencia que recibíamos para reforzar la red pública».
La presidenta, que ha asumido en su intervención el discurso sobre este asunto que llevará el PSIB a su próxima conferencia política (y que busca una reforma que sirva para blindar derechos), se marca cuatro objetivos: continuar generando cohesión social y reducir la desigualdad: atender a la biodiversidad y protegerla, reforzar la capacidad de financiación de Baleares y profundizar en las raíces de la autonomía, que son la lengua y la cultura.
El Estatut de Balears ha pasado desde su aprobación por varias reformas; la más relevante fue la de 2007. Esta que propone la presidenta, no entra en algo en lo que sí inciden sus socios de Més en el Govern: buscar una nueva relación con el Estado.
A lo que sí se ha referido, como lleva haciendo en discursos anteriores en el mismo contexto de entrega de distinciones autonómicas, es a las cuestiones en que Baleares ha sido pionera. Así, recordó que en 2016 se aprobó la primera renta social garantizada y cómo esta se mantuvo «incluso en los momentos más duros de la pandemia».
La presidenta, en su última intervención antes de las elecciones autonómicas de mayo –lo ha sucitado mayor interés en su discurso por si aportaba alguna clave al respecto– se ha referido a la situación creada por la guerra en Ucrania y lanzó un mensaje claro: «Ni odio ni violencia».
El abanico de personas y entidades que han recibido este año las Medallas d'Or y los Premis Ramon Llull es muy plural, pero con reconocimientos evidentes a la cultura y a la igualdad y a lo que supone profundizar y consolidar derechos sociales. Ha habido reconocimientos póstumos, ejemplo al director de cine Agustí Villaronga, de quien recordó una frase que asumió como propia: «Nuestro poder mas incontenible es de comunicarnos, el de conectar, del de sentir lo que el otro siente y soñar siempre para el resto». Tomando esa referencia, añadió otra que la completaba: «Allá donde estés, sabes que en esta tierra, construimos los sueños siempre entre todos».
Este miércoles, se celebrará en el Parlament un acto institucional donde se recordará también la entrada en vigor del Estatut.