Un total de 212 familias ucranianas se han quedado fuera de las ayudas de emergencia del Gobierno central de 400 euros más 100 euros por hijo menor al mes, una prestación que distribuye el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones a cada comunidad. Balears recibió una partida de 563.000 euros para repartir entre los refugiados beneficiarios, pero a mediados de marzo este crédito se acabó.
La Conselleria d'Afers Socials, encargada de gestionar la ayuda, pidió una ampliación del presupuesto, a lo que el Ministerio respondió que se trataba de una ayuda temporal sujeta a su disponibilidad económica y que no habría ampliación. Entre las razones, según la propia Conselleria, explicaron que el objetivo es «normalizar la situación» y que estas familias, que llevan más de un año residiendo en el país, deben acceder a otras prestaciones como el Ingreso Mínimo Vital, que son de mayor cuantía y extensión.
El total de ucranianos en las Islas que sí pudieron beneficiarse de los 400 euros más 100 por hijo al mes han sido 321 personas. Por otra parte, cabe destacar que el Govern balear, con fondos propios, mantiene las ayudas a 165 ucranianos y llevan abonados 502.000 euros por este concepto.
«Afecta mucho»
La ucraniana Alla Wlasenko es una refugiada y madre de una niña menor que si no fuera por la inglesa residente Tracy Karen, no tendría un hogar temporal en Mallorca. En su caso, esta ayuda de los 400 euros más 100 la tramitó en noviembre del año pasado. Explica Tracy que «desde la institución nos validaron la documentación, pero pasaron los meses, nosotras llamábamos cada dos semanas y nos respondían que todo era correcto, que recibiríamos la ayuda pronto».
Sin embargo, no fue así. La semana pasada recibió una notificación en la que se anunciaba que se quedaba fuera de las ayudas estatales porque la prestación se había acabado y el Ministerio no iba a ampliarla. Por ello acudió personalmente a la oficina y le corroboraron que «no había dinero y que eran muchos más los ucranianos que no recibiríamos esta prestación».
Tracy, quien acoge desde hace un año a Alla y su niña, considera que esta circunstancia «les afecta mucho», en concreto porque «este es el primer mes que Alla trabaja pero no cobrará hasta final de mes. Con esta ayuda, podría haber pagado ya una fianza para un piso de alquiler, porque ella, en todo este año, no ha cobrado absolutamente nada». La mujer lamenta que el Gobierno central no amplíe el crédito, puesto que «Alla, al menos, tiene mi casa, pero ¿y si no tuviera mi ayuda? Estaría en la calle. Y Alla tiene suerte de tener ahora trabajo, pero otros ucranianos no», apunta.