Vox quiere presidir el Parlament. Cree que debe ser el peaje mínimo que debe pagar el PP para conseguir una abstención de sus ocho diputados en la investidura de Marga Prohens. Será una de las cuestiones que se pondrán sobre la mesa en las reuniones que tienen previsto celebrar los equipos de los dos partidos políticos en los próximos días y para las que aún no hay fijada una fecha.
Vox sabe que los resultados parlamentarios les dejan en una buena posición para negociar con el PP, pero empiezan a asumir que será muy complicado seguir empujando para entrar en el Govern. De hecho, el discurso de esta formación ha variado sensiblemente tras las elecciones. Durante la campaña electoral, la petición de estar en el Govern era una exigencia; desde que se han conocido los resultados, ya no han vuelto a pedir conselleries y sus peticiones están centradas en acuerdos programáticos.
Los votos no salen gratis
En cualquier caso, la formación insiste en que sus votos no salen gratis y es aquí donde entra la Presidència del Parlament. La matemática parlamentaria permite que PP y PSIB se repartan los cinco miembros de la Mesa del Parlament. El PP lograría la Presidència, con el candidato más votado en la primera votación. PP y PSIB podrían repartirse después las dos vicepresidencias y las dos secretarías. Sin embargo, Vox cree que ese primer gesto de buena voluntad del PP debe ser un puesto en la Mesa del Parlament y señalan a la Presidència. De hecho, las fuentes de Vox recuerdan que el PP ya cedió a Cs un puesto en la Mesa del Parlament en la pasada legislatura a cambio de nada.
Además de este puesto clave desde el punto de vista institucional, Vox quiere negociar aspectos sustanciales del programa del PP con lo que no están de acuerdo, centrados especialmente en materia de lengua. Si no hay posibilidades de entrar en el Govern, Vox quiere llegar a las elecciones de julio con algo sobre la mesa que ofrecer a sus votantes y la lengua es una de sus temas clave.
Las negociaciones comenzarán en breve pero, por el momento, el PP ya ha tenido que reconocer que la posible abstención de Vox en la investidura de Prohens no saldrá gratis. «Somos consciente de que los votantes de Vox merecen el máximo respeto por parte del PP y, en consecuencia, sabemos que no es una abstención gratuita», dijo ayer Antoni Costa, el representante del PP que ha estado estos días sentado con Marga Prohens en las reuniones con los partidos.
Quieren gobernar ya
«No haremos valoraciones de qué se puede ofrecer o que no sin hablar antes con Vox», precisó. En cualquier caso, insistió en que es fundamental llegar a un acuerdo para la investidura de Marga Prohens «dentro de los parámetros definidos», que pasan por un Govern en solitario del PP. «Necesitamos que nos dejen gobernar: una abstención, no un sí», precisó. De hecho, reiteró que el mensaje en el que insiste el PP todos estos días: con 26 diputados y más escaños en solitario que toda la izquierda, los ciudadanos han pedido en las urnas que gobierne el PP.
El equipo negociador aún no ha fijado un calendario, pero el PP quiere que sea una negociación rápida. «Es absolutamente necesario cambiar las políticas que ha aplicado la izquierda durante estos años y nosotros tenemos un programa de Govern que se puede aplicar desde ahora mismo», añadió. El calendario que se propone podría hacer que Marga Prohens sea presidenta entre el 1 y el 3 de julio, en función de las disponibilidades del Gobierno ya que debe haber un ministro en la toma de posesión.
El día 20 se haría la sesión constitutiva del Parlament y una semana más tarde, el día 27 comenzará la sesión de investidura, con el discurso de Marga Prohens. La sesión se interrumpe 24 horas y el día 28 toca la respuesta de los grupos y la votación. Se da por hecho que Prohens no tendrá mayoría absoluta el 28, así que deberá celebrarse una nueva votación 48 horas después. El 30 podría ser elegida presidenta y, a partir de ese momento, deberá jurar su cargo o bien el sábado 1 de julio o bien a partir del lunes 3 de julio, en función de las disponibilidades del Gobierno.