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Los equilibrios de la presidenta

| Palma |

Para comprender la composición del Govern hay que mirar al pasado. En todos los sentidos. El organigrama es una vuelta atrás, un salto en el tiempo que pretende hacer una elipsis a todo lo que ha sido el pacto de izquierdas y hacer como que estos ocho años no han existido. El signo más vistoso es la desaparición de la Conselleria de Medi Ambient y su camuflaje en la de Agricultura. ¿Podría haberse llamado Conselleria de Medi Natural, Agricultura i Pesca? Sí, pero han elegido invertir los términos y el orden de los factores aquí sí altera el producto. Con las políticas de Igualdad pasa lo mismo. Están, pero no se ven a simple vista porque la nueva Conselleria, que ahora será de Famílies, ha perdido en su nombre la Igualdad y, para encontrarla, hay que bucear hasta la Direcció d'Afers Socials i Igualtat. Lo mismo pasa con la Transició Energètica i Canvi Climàtic, que aparece en una Direcció General. Más significativo es que, en todo el organigrama, no haya nada relativo a recuperación de las víctimas del franquismo –una ley que votó el PP– y nada de nada sobre política lingüística –una ley que aprobó el PP–. Cero. Son los difíciles equilibrios que ha tenido que hacer Marga Prohens ante la amenaza de vigilancia de Vox. Hay cesiones a Vox, sí, pero también se ve la mano de un PP sin complejos que entronca más con Jaume Matas que con José Ramón Bauzá. Ahí está el otro equilibrio que ha tenido que hacer Prohens, un equilibrio interno. Afecta a las voces que han coexistido en el partido estos años de lucha sin cuartel y por eso hay que mirar al pasado, otra vez, para entender el nombre de los elegidos. Hay personas que se sintieron incómodas cuando el PP se deshizo a patadas de Bauzá, como el otro Bauzà, aunque después terminara abominando del expresident. Hay otros que se fueron del PPprecisamente por Bauzà, como Simonet; hay históricos del partido, como Cirer, pero también hay un PP de nueva generación, como Antoni Costa o Antoni Vera. Prohens ha hecho equilibrios con Vox, pero también con un PP que ha estado demasiados años sangrando por sus heridas. Este equipo de Govern cose y sutura... desde la vigilancia externa.

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