Un paciente de unos 50 años se ha pasado cinco días en las Urgencias de Son Espases a la espera de una cama libre en la que ingresar. El enfermo acudió al servicio el viernes a las 16 horas y hasta este martes por la tarde no le asignaron plaza en planta. Es el caso más extremo de lo que se está viviendo estos días en Urgencias del hospital de referencia donde, según advierte el sindicato de técnicos de enfermería USAE, el tiempo medio para ingresar es de 85 horas, es decir, más de 3 días y medio.
Si bien el martes a mediodía había 151 pacientes en el servicio, de los que 44 estaban pendientes de ingreso; ayer, a la misma hora eran 127, con otras 39 esperando cama. Otro de los casos denunciados es el de un señor de 71 años que ha permanecido 80 horas en esta situación.
La demanda de servicios de Urgencias crece, en general, entre un 8 y un 10 % en verano. El contexto se agrava con los cierres de camas y recursos debido a la falta de personal para atenderlas.
USAE recuerda que este año se han cerrado más camas que el pasado y las cifran en 106 sumando las de Son Espases, con Verge de la Salut y el General, los tres centros que dependen de la misma gerencia. El delegado sindical en el hospital de referencia, Alejandro Juan advierte de que «tener a los usuarios hacinados es dar una mala calidad asistencial», e implica también que los profesionales estén saturados «y sometidos a niveles de estrés extremos», lo que repercute, añade, en su salud física y mental.
Por su parte, el sindicato de enfermería SATSE describe una situación en la que «no caben más pacientes en el espacio físico que hay», y temen que estos picos de demanda se conviertan en lo habitual a partir de ahora. «Con el cierre de camas, el flujo de pacientes se paraliza porque no pueden subir a planta. Es como el pez que se muerde la cola porque tampoco hay personal para abrirlas», explica la delegada sindical de SATSE, María Tomás.
Un colapso anunciado
Aunque vuelva a ser noticia y vuelva a afectar a ciudadanos y trabajadores, la saturación de las Urgencias es la historia de un colapso anunciado. Se sabía que iba a suceder porque no se han puesto los medios suficientes para prevenirlo. En la época estival es cuando los profesionales se toman vacaciones y no hay efectivos suficientes para substituirlos. Así pues, una vez cerrada la planificación de recursos humanos, se procede a reducir la programación quirúrgica y las consultas y al cierre de camas. Pero en sanidad es difícil prever qué sucederá y, si bien hay menos actividad ordinaria, una comunidad turística y con una gran oferta de ocio, genera muchas urgencias. Este año, además, se ha dejado de derivar a turistas a las clínicas privadas.