Adolescència sense mòbil, un grupo creado por Laura y Xim, los padres de un niño de Palma que ha llegado al instituto sin tener teléfono móvil, ha reunido en apenas 24 horas a un millar de progenitores más dispuestos a organizarse para cambiar la tendencia de uso de dispositivos móviles en Baleares. Según UNICEF, la edad media a la que los españoles tienen su primer móvil son los 11 años. En el caso de Baleares los últimos estudios sitúan la cifra en 11,06 años. Ello a pesar de las advertencias de psicólogos y pedagogos que llevan años tratando de concienciar sobre los riesgos de uso y la dependencia que generan estos dispositivos.
El respaldo que ha encontrado la familia administradora de lo que el lunes 6 de noviembre era un grupo de padres de Whatsapp ha sido tal que se ha visto obligada a sustituir el primer grupo por un nuevo grupo de Telegram porque Whatsapp solo admite 1.000 usuarios. «El grupo se ha creado con la intención de hacer piña entre aquellas familias que comparten la idea de posponer la entrega del primer móvil a nuestros hijos e hijas. Pretendemos crear un espacio en el que hacer propuestas que beneficien a todos, sobre todo a los niños», explican los administradores.
Los datos nacionales, pero también los autonómicos, son demoledores. Entre 1º y 2º de la ESO, nueve de cada diez estudiantes de Baleares tiene ya su propio smarphone y un 34,4 % se pasa más de cinco horas al día conectado a internet según un reciente estudio de UNICEF. Los fines de semana la dedicación horaria alcanza el 47,7 %.
El uso de los dispositivos móviles está prohibido sobre el papel en la mayoría de centros escolares de Baleares pero en la práctica (especialmente en el instituto) el profesorado es conocedor de los grupos de Whatsapp de cada clase e incluso se dan casos en los que cuelgan los deberes en estos grupos. La implantación de la LOMLOE ha incrementado además el uso de dispositivos móviles en las aulas para las búsquedas de información en la enseñanza por proyectos.
Los Policías Tutores imparten desde hace años charlas formativas en colegios e institutos para advertir a padres y alumnos sobre los riesgos que comporta el uso de estos dispositivos en adolescentes, ya sea por las adicciones o bien por el cyberbulling.