El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciaba este lunes en un entrevista la intención del Ejecutivo de limitar el acceso a los menores de edad a la pornografía, ya que las cifras de inicio a su consumo indican que «uno de cada cuatro jóvenes de menos de 12 años ha tenido o tiene acceso y consume porno», decía. De este modo, la propuesta pasa por habilitar cortafuegos que desmotiven a los menores a consumir este contenido -que en la mayoría de las ocasiones tiene un alto porcentaje de violencia sexual- a través de un verificador de la edad «eficaz», en el que trabaja la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) y la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.
La decisión ha sido ampliamente aplaudida por los padres, que no siempre cuentan con las herramientas para enfrentarse a este problema del siglo XXI, estrechamente ligado al uso de las nuevas tecnologías. En concreto, desde la Federación de Asociaciones de Familias de Alumnos (FAPA) de Mallorca, reciben la noticia con los brazos abiertos. Su presidenta, Cristina Conti, deja claro que «estas medidas son las que venimos reclamando desde hace tiempo» y que «bienvenidas sean. Mejor tarde que nunca».
Conti cree que es un buen comienzo, ya que la pornografía no hace más que «favorecer el mantenimiento del machismo en la sociedad, mostrando un rol de sumisión por parte de las mujeres, que no aporta nada a nuestros hijos». También señala que muchas familias ya han manifestado «la voluntad de tener una correcta educación sexual» para sus hijos. «Es necesario que en los centros educativos se aborde la educación afectivo sexual. Está demostrado que no se trabaja dentro de los hogares, por eso otras entidades lo tienen que hacer en su lugar», explica.
Asimismo, destaca que la pornografía no es el único elemento que hace que los adolescentes estén expuestos a altos niveles de violencia. En este sentido, Conti apunta que los videojuegos también son un problema que para los jóvenes porque «hay videojuegos donde puedes coger un coche, contratar una prostituta y matarla si no te ha gustado el servicio. ¿En qué cabeza cabe? Pues los padres se lo compran».
«Como federación vemos con buenos ojos estas medidas. Espero que las familias vayan aceptándolas y que no se acojan a 'las libertades', porque aquí no hay libertad sino responsabilidad de proteger a nuestros menores», manifiesta aludiendo al famoso pin parental al que los progenitores se suelen acoger cuando no aprueban los contenidos que se imparten en los centros educativos. En este sentido, la presidenta asegura que «la educación afectivo sexual forma parte del curriculum educativo y hay que cumplirlo. No hay más. No podemos quitar las matemáticas ni la lengua, pues esto es otra competencia que tienen que recibir nuestros hijos».
Preguntada sobre si cree que los menores acogerán de buen grado esta especie de veto, no tiene dudas: «los adolescentes lo acogen todo con mucha más normalidad y sentido común que con la que lo hacemos últimamente los adultos». «Simplemente hay que acompañarlos», sigue y añade: «Ayudar a los que estén enganchados, en el caso del porno, y prevenir a los que no lo estén». En síntesis, defiende que los niños necesitan conocer «una alternativa sana al sexo de la que ven en la pornografía y algunos videojuegos, que está más vinculada a lo emocional».