Cerca de 1.000 personas han acudido este viernes al acto de protesta de Prou contra la masificación turística y los negativos efectos que provoca sobre los residentes. Convocados frente a la sede del Consell d'Eivissa, los asistentes iniciaron esta acción reivindicativa gritando tímidas consignas para terminar después con mucho más ímpetu a la hora de reclamar soluciones.
Lucía, Coral y Malena, dos profesoras y una pastelera, todas ellas de Eivissa, acudieron a esta concentración porque la isla, desde su infancia y hasta ahora, ha cambiado «mucho».
«El turismo lo está destruyendo todo y tampoco es normal que, siendo de aquí, no nos podamos permitir una casa o un alquiler y eso siendo funcionarias», lamentaron las docentes. Las tres reconocieron que, incluso, se han planteado marcharse de la isla.
También Victoria, residente en Eivissa desde hace tres años, quiso acercarse al Consell porque «he visto el cambio a peor». «Si no se hace nada es algo negativo. Por lo menos, hay que intentarlo», señaló.
Otro vecino de Eivissa, Pepe, lejos de pensar en el color del partido que gobierna, explicó que, si ve algo injusto, participará siempre en este tipo de actos porque «es un granito de arena que puede servir».
En su manifiesto, los portavoces de Prou destacaron la imperiosa necesidad de exigir al Consell y a otras autoridades medidas urgentes, tales como la ley de restricción de entrada de vehículos y otras acciones encaminadas al decrecimiento turístico. En relación a la normativa, consideraron que sólo podrán felicitarse «cuando de verdad se note y la gente sienta que ha recuperado la calidad de vida perdida».
Los portavoces advirtieron a los asistentes de que lograr estos objetivos «no será fácil», por lo que deberán estar «activos» y «batallar para reivindicar que no queremos más masificación turística».
Durante la concentración, los miembros de Prou se animaron también a leer la carta que les hizo llegar Sara, una eivissenca que se tuvo que marchar este mismo año después de que le saliera una oportunidad en Tarragona y ver cómo la situación en la isla cada vez era «peor». En la misiva, esta mujer celebraba que se organizara la concentración y que la sociedad eivissenca se pudiera movilizar. «Ahora tenemos un poco más de esperanza de que algún día podremos volver y aprender que no todo en la vida es dinero porque nuestras vidas no son mercancías. Tenemos derecho a alzar nuestra voz y exigir una alternativa a este modelo que está destrozando Eivissa», concluía Sara.
Los representantes de Prou difundieron también una carta remitida al presidente del Consell, Vicent Marí, con quien pudieron reunirse durante la mañana. En la misiva, le trasladaron que actualmente «el problema de Eivissa radica en que está condicionada por un círculo de intereses que se beneficia de un negocio de poco aporte social».
En el escrito dirigido a Marí, también repasaron los problemas que provoca el turismo «excesivamente masificado», por lo que ante este panorama «es esencial moverse y organizarse para poner fin a estas circunstancias».
Entre otros apuntes, Prou afirmó que «es totalmente compatible la actividad y el progreso económico con la conciliación de la calidad de vida de los eivissencos».
Tal como ya habían anunciado, desde el colectivo exigieron al presidente que se inste al Parlament a aprobar una ley «efectiva» para limitar el tráfico y la entrada de vehículos. También, que se mantenga la moratoria turística para evitar el crecimiento y que se adopten medidas para decrecer, impidiendo la reconversión de plazas y evitando que nuevos fondos de inversión se hagan con instalaciones buscando su propio beneficio. La moratoria, además, debería mantenerse un mínimo de diez años.
Incluso, exigieron a Marí que se aplique una política de «no promoción de Eivissa como destino turístico». Entre otras propuestas, pidieron también un «control efectivo» para luchar contra la oferta ilegal, destinando a esta labor más recursos humanos y económicos que podrían ser pagados con la 'Ecotasa', además de desarrollar políticas de protección de zonas de residentes, garantizando su descanso y calidad de vida.
El presidente, por su parte, les aseguró que la ley que regulará la entrada de vehículos será una realidad en 2025 y que la lucha contra el intrusismo va a continuar. «Hemos valorado el esfuerzo, pero sólo podremos felicitarnos cuando esto realmente se note», señalaron desde Prou.
El colectivo explicó que la protesta es «un antes y un después y hemos pasado de ver cosas imposibles a que sólo parezcan difíciles». También celebraron la participación en la protesta de la sociedad eivissenca.