Miguel Bosé ya no se gira cuando le dicen «guapo», pero sí cuando le dicen «no», porque él dirá «sí». «Sí, me siento orgulloso de ser negacionista», confesó el cantante, uno de los invitados estrella de la jornada ‘Libertad de expresión y libertad terapéutica', que organizó este viernes Dulce Revolución en el Molí d'es Compte y que reunió al famoso, al curandero Josep Pàmies, y a otros rostros conocidos de la ‘medicina', para hablar de la «agüita prohibida» (refiriéndose al CDS, el dióxido de cloro), de los peligros del 5G, de las mentiras de la COVID-19 o de que el 75 % de los medicamentos que promueve la industria farmacéutica son falsos, o demostrar que hay estudios científicos que las plantas curan decenas de enfermedades.
La Policía Local reforzó la seguridad durante todo el acto. Los medios audiovisuales no tenían permiso para entrar al evento. Pero desde fuerza cogían recursos y testimonios de la gente que iba entrando. La consellera de Sanitat, Manuela García, recibió la invitación, la cual rechazó pero su silla se quedó, en primera fila, vacía. Poco antes de las 17.00 horas, ya había gente esperando a entrar a la sala. «Venimos a conocer las teorías, no a Miguel Bosé», se refería así una de las asistentes a una televisión. «Yo estoy aquí especialmente por Josep Pàmies. Una amiga me introdujo en el mundo del dióxido de cloro (CDS). Lo tengo en casa y lo uso. Existen los resultados y están ahí», explicó Cati, una de las casi mil personas que acudieron a este evento.
La primera parte de la jornada, moderada por Rafa Giménez, reunió a la doctora Nadiya Popel, suspendida por el Col·legi de Metges de Balears por sus prácticas pseudocientíficas, o al médico antivacunas y activista Ángel Ruiz-Valdepeñas, suspendido de su profesión por una imprudencia profesional en 2022 que fue investigada por la Guardia Civil. Pero el primero en salir a hablar fue Francesco Lanza, de la Asociación Bona Ona, una de las primeras entidades «para la protección de los derechos de los consumidores de la tecnología» y defensor de los peligros del 5G. Cuando tocó el momento de la doctora Nadiya Popel, el público aplaudió como forma de mostrarle su apoyo. Ella es la voz del Movimiento Asistencial Integral (MAI): «Tenemos pacientes vacunados, no vacunados y con todo tipo de patologías. El 50 % de las personas que asistimos tienen cáncer porque hay una epidemia de esta enfermedad», defendió. Mencionó las terapias alternativas, sobre todo las que «regeneran enfermedades como el cáncer» y opinó que «lo que hemos organizado en Palma podrá llegar a mucha gente y demostrar que hay todo tipo de terapias. Antiguamente, el médico era el que iba a tu casa a curarte, y si no curaba, no cobrara. Imaginen si volviera esa filosofía, probablemente ningún médico recibiría un sueldo». La doctora Popel aseguró que desde MAI han curado «por completo» muchas enfermedades. Joan Gelabert, de Amics Aigua de Mar, recordó la importancia del agua del mar tras reconocer que «la comida actual es chatarra porque ya no tienen microelementos ni vitaminas. Bebed agua de mar», espetó a los asistentes.
Ángel Ruiz-Valdepeñas, fundador de Médicos por la Verdad desde que el Colegio de Médicos le suspendió de sus funciones profesionales, dijo que la pandemia sirvió «para aportar nuestros puntos de vista por lo que estaba ocurriendo. Nos llamaron muchos profesionales de distintos ámbitos. Dijimos que era peligrosa la vacuna. Ahora estamos haciendo una labor asistencial porque, por desgracia, hay personas afectadas por esta inyección».
El «agüita» prohibido
Una vez acabaron las primeras charlas, a las que también se unieron representantes del Banc del Temps Sencelles, Soberanía y Salud y Moneda Alternativa, el curandero y pagès Josep Pàmies salió al escenario con el cariño del público. «Colegio de Médicos, no nos dais miedo», lanzó al inicio de su alocución, a lo que también cuestionó, bromeando, que «seguro que habrá en este evento algún inspector de sanidad tomando nota».
Pàmies es un férreo defensor de las plantas –ha estudiado 45.000 vegetales– y ha demostrado cómo la stevia es un remedio para múltiples patologías. Se refirió a Miguel Bosé como uno de los «aliados» en esta lucha compartiendo sus pensamientos, sin miedo a represalias. «Muchos cantantes piensan como él, pero les da miedo plantar cara al sistema fascista que tenemos». El que también es fundador de Pàmies Vitae no quiso renunciar a contar su historia con la justicia. Fue multado con 1,2 millones par la Generalitat por promover el uso del dióxido de cloro para curar a autistas y otras enfermedades. «Mi delito es haber investigado», confesó. «Me pusieron multas millonarias porque era pecado decir y comprobar que los niños autistas se podían curar con esa agüita amarilla prohibida de nombrar [en referencia al dióxido de cloro, el CDS]. La Fiscalía General del Estado archivó mi causa al ver que no era delito lo mío. Y me absolvieron. Seguid multándome, imbéciles, que a mí ya no me afecta», expresó ante un público animado.
A su lado se encontraba un Miguel Bosé quieto, ausente y pensativo. Pero una vez que cogió el micro, mostró sus ganas de contar y avisar «cuál es la verdad y cuál la mentira»: «Los que estamos aquí somos absolutamente conscientes de que estamos del lado de la verdad».
Bosé argumentó estar convencido de que «todo este daño que ha causado la COVID-19 y las vacunas, que han traído tantos problemas, secuelas y muertes, se reconocerán. Ha hecho que la gente despierte mucho e investigue. Antes éramos muy pocos visibles, ahora somos miles de personas», y reiteró: «Hay que estar muy firmes en estos momentos y muy seguros de que estamos en la verdad».
El cantante se siente «muy orgulloso de ser negacionista». Lo soltó sin miedo y fuerte. Varias ocasiones. Explicó que hace cinco años le diagnosticaron tuberculosis y que, tras varios medicamentos fallidos, que le causaron «efectos secundarios y daños colaterales», al final me curé con CDS (dióxido de cloro). Mientras lo dijo, firme, la gente no dudó en aplaudir su confesión. El cantante también arrojó cifras como que «el 75 % de los medicamentos que propagan las farmacéuticas no sirven para nada y tiene efectos secundarios».
Informaciones que luego compartieron en la mesa redonda con médicos o bioquímicos como Tomeu Payeras, Silvano Baztán o Juan Martínez, entre otros. Las farmacias fue un tema bien discutible, y el doctor Baztán mencionó que el 80 % de los grandes estudios sufragados por las farmacéuticas «resultan positivos», pero «más del 70 % de estudios independientes reportan, para esta industria, resultados negativos». Otros datos que emitieron fue que, por ejemplo los países con 5G fueron los que más acumularon muertes por COVID-19 durante la pandemia. El médico Ángel Ruíz-Valdepeñas confesó que «atendemos a muchas personas afectadas por las vacuna» y que «he utilizado el agüita amarilla a cientos de mis pacientes con éxito».
Con un aforo casi completo –habían reservado mil entradas–, el público salió conforme y más convencidos de sus pensamientos. Porque si algo dejaron claro los invitados es que todo, hasta la ciencia, puede ser falsa. Y que uno tiene que pensar e investigar.